En el firmamento,
acariciando mi conciencia,
una estrella se consume.
Un brillo inmenso.
Ella explota, exhala.
Luz palpable
que ciega todo aquello que tiene ojos para ver.
En mi pantano
el miedo me hunde los pies.
Es barro que aplasta mis pestañas,
cegandome.
No hay verdad para mi...
la luz inmensa me fue negada,
lloro,
y vierto más suciedad en mis ojos.
Vomito una vorágine de palabras;
reproches,
lamento,
consuelo...
¡oh! mi solitario consuelo.
Hundí una rama en mi pecho,
en busca de algo,
lo que sea que me provoque el anhelado escozor.
El barro
se me ha secado en el cuerpo,
se ha vuelto cárcel.
Y con miedo a la libertad
permanezco inerte.
Este dolor que me ha enseñado a caminar
acecha como fantasma,
ya no existe.
Tratando de curarme
lo silencié,
aunque su mirada silente
aún vigila.
Aprieto los párpados con fuerza,
Huyendo,
siempre huyendo.
y tras ellos
mi propia estrella estalla,
cegándome
Que hermosa visión de mí.
Que preciosa me veo hecha fuego
mientras me consumo.

Animal en ruinas
Mi lírica no es fácil ni digerible. Mis palabras te harán jirones la garganta, te pudrirán el estómago, y justo cuando estés al límite reconocerás que mi sonido es libertad.
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