Esto no es política.

...

Con pena y sin gloria.

Así son las más de las vidas.

La memoria es fugaz para la mayoría. Dos generaciones después de morir, tres quizás, lo normal es que nadie se acuerde de uno.

Están, eso sí, las gentes que salen en los libros de historia, pero mayormente lo que se recuerda no es a esas personas, sino lo que de ellas se dijo, se escribió, se cuenta.

De mi niñez, en la memoria, mujeres oscuras y hombres de pana vieja. Ellas con mandil sobre la falda y pañuelo cubriendo el cabello, ellos con boina y arrugas hasta en las palmas de las manos; tan vacías de todo; tan llenas de trabajo.

Algunos nombres, algunas palabras que me dijeron:

-Ven aquí... tira de una carrera enca la Benita...

No recuerdo la sustancia del mandado. Cuando me alejaba

-Corre como una liebre el jodío.

Mis abuelos siguen apareciendo por mis paseos a entonces, pero ¿quién recuerda a los suyos? Abuelos de mis abuelos.

Acabó el tiempo de tantos que duele preguntarse, ¿para qué sufrir sin descanso?

La vida no nos lleva a ningún lado.

La misma luna en noches distintas.

¿Y si fuera la luna la distinta en siempre la misma noche?

"Si resucitaras dentro de mil años ¿qué es lo primero que dirías?"

-Solo cinco minutos más, por favor.

Hoy, los perros de los pastores, saben idiomas.

Acróstico:

Vivo lo que me vale,

Ignorando un infinito,

Creyendo en casi nada.

Evito, sí, la esperanza,

No vaya a ser que sea vana.