Estados unidos de España.

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Libertad sin dientes ni pan.

Las derechas usan la palabra para reivindicar sus políticas.

Su libertad es para tener todo lo posible incluso a costa de que mucha gente no tenga nada.

Los Margallo, supuestamente moderados, reivindican lo demócrata del PP frente a lo dictatorial del Partido Comunista. Para eso se van a la URSS, a China, a Cuba y a Corea del Norte (ejemplos a analizar y no meter en el mismo saco, dando por sentado que el comunismo es malo.

Como un cuchillo puede matar o cortar pan, así pasa con todo. Cuidado).

Es curioso como los derechosos españoles olvidan empecinados que su partido fue fundado por ex ministros franquistas y que se abstuvo (con ganas de decir no) en la votación de la Constitución.

El PCE, por el contrario, tras años de lucha contra la Dictadura de Franco, aceptó el trato y participó en el consenso de la alabada transición.

Más demócrata fue, es y será el Partido Comunista de España que toda la derecha española (AP-PP, VOX, Cs y los falangistas y demás basura nostálgica de Franco).

Por otro lado, la economía que defiende Margallo es la de que el rico pueda hacer lo que quiera y si el pobre no llega, ¡qué se joda!

Sin una intervención estatal a favor de quienes menos tienen, ¿Qué escuela puede haber en un pueblo pequeño? ¿Qué centro de salud? ¿Qué biblioteca?

Lo que quiere Margallo es que el Estado administre para que no falte policía que vigile al Pueblo, Ejército que defienda al Capital, Iglesia que apoye al amo. Así, una Guardia Civil que asuste, un Ejército que controle la situación, una Iglesia que alabe el Sistema, deben ser las patas que, junto a una Justicia que muerda a los descalzos y mime a los bien calzados, sirvan al asiento de las poltronas.

Esa es una libertad que solo hace libres a quienes viven en el privilegio.

Sin educación, sin médico, sin protección ante los abusos, el pobre fue, es y será esclavo.

EEUU es el modelo de país que quiere Margallo. Un país con tantos pobres como una España entera. Pobres de pedir y sin derecho a ser atendidos por un médico ni a tener una educación pública a partir de ciertos mínimos. Allí, para vivir y sobrevivir, cuenta donde naces y como, mucho más que la genética ( y si no eres blanco pero eres pobre, la has cagado).

EEUU, el país de las libertades es uno de los menos demócratas, pues la gente no tiene opciones. Solo el dinero llega al Poder, con dos partidos basados en el Capital que se alternan en el mando. Ninguno es ni por asomo algo cercano a ninguna izquierda.

En EEUU gobierna la guerra. Las armas son la industria primera.

Lo que Margallo y sus iguales buscan es la sumisión completa al Capitalismo, a los EEUU, a los dueños del mundo que no están en los gobiernos sino que manejan desde los más altos pisos de los más altos rascacielos. Allí nadie asalta sus congresos.

Margallo y mi vecino fachapobre se creen inmunes al enorme desfalco, al constante abuso, a la inmundicia que supone dejar que quien puede aplaste a quien no puede.

Pero olvidan que tras varias generaciones, algunas familias poderosas pierden el sitio, y los nietos de Margallo puede ser que no tengan oficio ni beneficio y sean carne para que los ricos de entonces se hagan sus chorizos.

Hoy, el fachapobre, con su sueldo que cree seguro, con sus tierras y sus tractores, piensa que es de los que saben y pueden mantenerse y tener todo lo necesario y no como su vecino que no vale tres pepinos, pero, sin nadie que cuide de los no ricos ¿qué cree que pasará a los nietos de sus hijos? O a sus hijos mismos.

El Capitalismo que ayudan a mantener y crecer es un cáncer tan lesivo que está agotando el mundo. Materias primas cada vez más escasas, bosques menguantes, tierras envenenadas, contaminación en aumento... ¿hasta cuándo y hasta dónde?

Todo tiene un límite y, gracias a la enorme usura de unos pocos, amparados en la libertad (de Margallo) que supone el Capitalismo, lo estamos superando con creces.

Yo creo que ya hemos rebasado el horizonte de sucesos y que no hay solución posible, pero quizás pudiéramos lograr un final menos doloroso, salvaje, catastrófico que el que, de no responder con sensatez, nos espera. A la Humanidad, digo. Para Margallo, quizás aguante el mundo.

La educación de hoy no servirá para ganarse la vida mañana, pero quizás ayude a que perderla no sea de un modo tan cruel.

Y el problema es que de nuestras manos lo hemos dejado todo en las de los desalmados.

Lamento darles estos recados.

Dices tú de libertad.