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Esta familia

Palme#30

Mar 7, 2025

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En la familia Ramírez eran cinco. El padre llamado Francisco Ramírez, el tío, hermano de Francisco de quien me guardo el nombre, la madre Antonia Gonzales de Ramírez y los hermanos Lucas Ramírez, el menor y Marta Ramírez, la mayor. El Hermano de Francisco se quedó a vivir con ellos luego de perder a su esposa y a su trabajo casi al mismo tiempo. De eso hace casi más de 2 años, ahora va de empleo en empleo como de mina en mina. Francisco trabajaba en la carga y descarga de embarcación, llegaba todos los días tarde y lo único que deseaba de su vida es llegar a la prematura jubilación de cincuenta y dos años que le da su trabajo para así poder estar más tiempo con su hijo menor. Antonia era profesora de literatura a tiempo completo, si no estaba dando clases en escuelas lo estaba haciendo de forma virtual y si no estaba dándole clases a nadie estaba haciendo la comida o estaba durmiendo. Ella siempre se estaba quejando de su cansancio por el laburo y como el nene pasaba demasiado tiempo con la mala influencia de su tío. El tío al no aportar casi nada de dinero a la casa se encargaba de cuidar a Lucas, era el que más presente estaba en la vida del niño y quien se hacía cargo de él casi todo el día. El cada vez que le tocaba llevar a Lucas al colegio se tomaba el tiempo de enseñarle las calles por las que se iba por si algún día se perdía y necesitaba guiarse. Marta, una chica de diecinueve años cursaba la carrera de derecho en la UBA. Ella era malhumorada como pocas y siempre se estaba quejando de algo, aunque lo que más pedía al universo era que su hermano Lucas de siete años deje de compartir habitación con ella. Incluso una vez su madre yendo a levantar a Lucas encontró el diario de Marta con páginas y páginas de como ella extrañaba las gloriosas épocas de no compartir cuarto. Lucas era un niño más o menos común y más o menos corriente, tenia varios amiguitos en la escuela, sus notas estaban todas entre bien y muy bien, era querido y odiado por sus profesores quienes concordaban en la extrema capacidad de fantasía del niño. Lucas soñaba con pasadizos infinitos y trenes voladores que lo llevasen al cielo. El tío, sabiendo esto, lo llevaba todos los días a la salida del colegio a un pozo que quedaba a tres cuadras a tirar monedas y pedir deseos, él le decía al niño que cuanto más importante sea el deseo más monedas había que darle al pozo. Lo que mas le gustaba a Lucas era como el pozo nunca se llenaba, le decía a su tío que en realidad era un pasaje a otro mundo y que con las monedas la gente de ahí concedía los deseos si estos eran fuertemente deseados. Luego de llevar a Lucas de vuelta a su casa el tío iba a entrevistas de trabajo que casi nunca salían bien y Lucas siempre trataba de jugar con su hermana o su mama. Esto casi nunca pasaba. Cuando Lucas le decía en el día de jugar ella siempre respondía “anda a tu pieza a jugar estoy trabajando”, si Lucas preguntaba por segunda vez ella siempre respondía “no te lo quiero repetir una vez más, ¡anda a tu pieza que me estoy enojando” y si Lucas tenía la mala idea de preguntar una vez más ella siempre respondía “¡Pendejo de mierda ándate a tu pieza y déjame laburar!”. Cuando Lucas rendido iba a su cuarto siempre se encontraba con su hermana, el normalmente no lo hacía, pero cuando él le hablaba le decía “deja de molestarme a mi y a mi vieja” o solo se iba al baño sin contestar. Una tarde Lucas encontró el diario de Marta y sin saber que era lo uso para dibujar como creía que se veía el mundo de los deseos al fondo de ese pozo. Este mundo tenía madres con todo el tiempo del mundo para jugar con sus hijos, padres que no llegaban nunca tarde a casa, hermanas que hablaban siempre con sus hermanos y un tío que llevaba a sus sobrinos a todos lados y les enseñaba todas las calles por las que pasaban. Cuando Marta llego a casa y vio a su hermano con su diario, exploto de ira, le saco el cuaderno y le empezó a gritar cosas que no me atrevo a contar. Cuando la madre escucho todo entro gritando que se calle, que Francisco había recién vuelto del puerto y que tenía que descansar, no escuchar a sus hijos discutiendo pelotudeces, a lo que marta respondió “si no querías problemas con tus hijos no hubieses tenido a Lucas”. Antonia de un grito le dijo que no se ocurra volver a decir eso y que los dos se vayan a dormir, seguido de un portazo. Marta solo miro con bronca a su hermano y se fue a su cama. Lucas harto de que todos los problemas siempre sean por su culpa cerro sus ojos y se imaginó con su tío y todas las cosas que hacían juntos y en ese momento se le ocurrió una idea. Pasa la noche a eso de las cuatro de la madrugada Lucas se levanto y de la forma mas silenciosa que pudo tomo las llaves de su casa y tras varios intentos pudo abrir la puerta y salir a la calle. Gracias a su tío pudo guiarse por las calles hasta llegar al colegio y tras buscar y caminar logro dar con el pozo, la puerta de entrada al mundo que imagino con su tío y que dibujo en el diario de su hermana y sin olvidarse de desear lo más fuerte que podía se lanzo en busca de ese mundo. A la mañana siguiente tanto Antonia como Francisco fueron a la policía quienes tardaron un día entero en encontrarlo, pero Lucas ya había escapado al otro mundo. Desde ese suceso y desde ese día, Francisco no volvió a hablar sobre su jubilación, Antonia no volvió a quejarse del tiempo, Marta volvió a tener un cuarto medio vacío y el tío se quedo en aquel pozo tirando monedas y deseando fuertemente que la gente de ese mundo le devuelva a su sobrino.

Palme

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