...
Fin.
Es un plano cenital.
Alopecia en la cumbre, afeitada en los laterales. Un cenicero lleno de lo que suelen estar llenos los ceniceros. Humeante. Un vaso ancho con un culato de líquido como un análisis de orina. Las manos del calvo teclean sobre un ordenador portátil.
Dejan de teclear.
Coge la colilla que humea en el cenicero. Se quema los labios intentando sacar algo de lo que ya solo es filtro. Está amargo. El brebaje del vaso está asquerosamente caliente. Pero va directo al estómago. Entra como un disparo.
Vuelve a golpear el teclado. El calvo.
'¿Como voy a escribir una historia de negros si no soy negro? ¿Como voy a escribir una historia de mujeres si no soy mujer? ¿Como voy a escribir una historia de un hombre sabio? De un tigre, de un ratero de suburbio, de un dependiente de una droguería...
Empecemos por el principio:
¿Qué soy?'
El paquete de tabaco está arrugado al lado del vaso vacío. Una botella mantiene un precario equilibrio sobre papeles, botes de cerveza, otras botellas, que sobrepasan los límites superiores de la típica papelera enrejada que el alopécico y calvo tiene a sus pies, a su diestra.
'Observo a mi alrededor. Mi contexto. Es evidente: no soy nada.
¿De qué voy a escribir?'
Se levanta. El calvo. Sale del encuadre. La silla de ordenador está tapizada en color verde. Vuelve. El calvo. Deja sobre la mesa el tapón de una botella e inclina la susodicha sobre el vaso que ha apurado antes.
'Hasta el borde, amigo, -dice en voz alta-, si no, lo hubieran hecho más bajo'. Ese es el recuerdo de una frase en una película del oeste. Siempre le gustaron esos típicos diálogos de los pistoleros que ya están de vuelta de todo.
Bebe.
Otro disparo.
Le sabe mejor con hielo, pero hay que tener esa previsión y sacarlo del congelador y separarlo del recipiente y... Demasiadas molestias.
Al fin y al cabo, un escritor sin ideas debe beber así, sin placer. Solo por el disparo.
Se queda ahí, de pie. Mira la pantalla. Unos instantes. Cierra el portátil.
Se va.
Se escucha el trajín de una puerta. Parece cerrarse después de abrirse.
Seis segundos después se escucha de nuevo la puerta.
La escena se oscurece casi por completo. Queda una luz lateral. Será la del exterior que entra por la puerta abierta. Va mermando. De nuevo el sonido de la puerta que se cierra. Oscuridad.
Suponemos que ha salido a por tabaco. El calvo. Pero puede ser que no.
Fin.
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