Una esquina donde la despedida de unos enamorados es la promesa de un reencuentro deseado.
El abrazo es fuerte, intentando impregnar en sus cuerpos el cariño y cuidado que se tienen mutuamente.
Ella cuelga sus brazos del cuello de él, regalándole una última sonrisa, de esas que dejan cosquillas.
Él la acerca, sin dejarla caer, envolviéndola en un abrazo acogedor y enterrando su rostro en el espacio de su cuello.
Absorbe su aroma y se enriquece de ella, para recordarla en la fría noche de abril y así poder calentar su alma.
Mañana volverán a verse, y se abrazarán sin querer soltarse.
Cruzando aquella esquina rosa, en el otro extremo, se encontraba una esquina llena de tempestad.
Una chica sale furiosa de una casa, donde es recriminada por su pareja.
Intercambian palabras filosas como dagas, prometiendo heridas antes que caricias.
La frustración abraza sus cuerpos, y el dolor es palpable en cada segundo.
Una botella tirada en el piso se convierte en víctima de la furia y tristeza de aquella chica.
Es abandonada por su chico, que no la persigue para calmar su rabia; todo lo contrario, se olvida de ella y se refugia en su egoísmo.
Pero esto no se quedaría así. Ella vuelve a su lado en busca de alguna excusa, cualquier gesto o palabra: lo más mínimo.
No quería abandonar esta lucha, pero él ya se había rendido.
Tan fácil. Así de sencillo se abandona un amor, en una esquina dañada.
Mientras en una esquina florecen sentimientos bonitos, en otra se marchitan las rosas, dejando solo espinas dolorosas.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión