I
Quiero volver al primer día que sentí el calor de tu mano. Esa vez que lloraste frente al lago y robamos en el supermercado. En el metro te fuiste acariciando las heridas de mis manos. Al otro día me hice la tonta y te tome del brazo, por avenida Grecia sin mirarme te moviste y nuestros dedos se entrecruzaron. Y en la otra mano tenía una flor roja que me regalaste sin pedir nada a cambio. Todavía la guardo.
II
No sé si recuerdas cuando con mis dedos escribí mi nombre sobre tu desnudes, (hace unos 5 días) en un reclamo y señal de ternura. Que si estuvieras aquí empujaría yo misma todo mi amor hacía tu garganta. Que si estuvieras aquí te tomaría siempre así tan brusca y te mordería la boca. Y esta vez tallaría mi nombre con las uñas, en tu carne blanda, en tu piel clara. Vagaría por todos lados, me permitiría perderme entre tus prados. / Si regresas prometo no volver a callarme. Bajare mis defensas y te dejaré leer mis pensamientos. Que sepas de mis vergonzosos celos, de mis rabias y mis penas, de la verborrea que mi alma envenena.
III
También. La imagen de tu espalda, sentado en una vereda de la Alameda. Recuerdo esa noche que paseamos por Irarrázaval, yo tenía un vestido azul. Y la primera vez que salimos nos sentamos afuera del Estadio Nacional, recuerdo esa timidez con la que sacaste las cenizas del cigarro de mi chaqueta. Luego nos fuimos a tomar cerveza; una Stella. Siempre pensé en decirte que si teníamos una gata le pusiéramos Stella Artois. Cuando dijiste que si tuviéramos una hija sería alta, de nariz respingada. De tes y pelo claro. Espero un día soñar con ella. El otro día pinte algo para ti, ahora ya no estoy segura de si te lo pueda llegar a entregar.
VI
Te fuiste y me dejaste la casa vacía, ni siquiera me dijiste adiós. De qué me sirve un te amo y un beso en la frente. De qué me sirve escribirte mientras lloro si no vuelves. De qué me sirve amarte si aún tenemos tanto pendiente. Yo antes estaba mas o menos bien con mi soledad, pero ahora que llegaste tú no me puedo acostumbrar. El mundo afuera es tan hostil, pero me siento segura si tú estas aquí.
V
Ya te incrustaste demasiado en mi vida como para que yo te deje escapar de mí con facilidad. No puedo dormir en esta cama que es mía sin pensar en ti, ni ver las flores que corte de algún jardín, también hay canciones que ya no puedo oír, no sin que en mi mente se presente la tierna imagen de tu mirada, hay libros que no puedo leer ni películas que no puedo ver, no sin pensar en ti. Me incapacitaste; me convertiste en un ser que se alimenta del aliento de tu boca, que el sopor se le induce solo a la fuerza de tus cálidos abrazos y que solo piensa y hace por ti. Llenaste mi vida entera de tus entrañables manías, y sin ti, esta habitación vuelve a ser mis soledades y angustias ya poseídas.
IV
Tengo ganas de bajarme una botella de vino, y eso que a mí el vino no me gusta. Pienso en que debe de ser un gusto adquirido, espero que también lo sea el olvido.
26 de noviembre del 2024. Santiago de Chile.
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