¿Cómo estoy tan segura de que te amo? Es fácil. Lo sé por que te esperaría 36.525 días, y 36.525 lunas me verán en vela aguardando por tu regreso. Lo más increíble de todo, es que no me molestaría ni siquiera un poquito si el fin de la espera me garantiza un abrazo tuyo, un beso en la mejilla, las palabras "te extrañé" resonando en el pasillo porque no nos aguantamos a llegar a la habitación para besarnos.
Realmente anhelo poder habitar en tu piel, ser uno contigo, quisiera saber qué estás pensando cuando te quedas mirando a otro lado y calmar mi corazón cuando te ríes. ¿Debería buscar ayuda? ¿Es esto una obsesión o simplemente se trata de devoción? Amor incondicional, me gusta pensar que es eso. Porque mi pecho duele cuando no estás y los focos parecen quemados en tu ausencia. Nada ni nadie tiene el mismo brillo que el de mi amor.
Entonces, arranco los pétalos de una flor, una margarita que me ayuda a saber el destino con un «Me quiere, no me quiere, me quiere...». Y en el último pido un deseo, volver a verte. Tengo una memoria bastante mala, pero nunca olvidaré los tres toques en mi puerta, seguido de un ramo de flores, mis favoritas, acurrucadas en tus manos y de repente en las mías. Las primeras flores que recibí de ti, con solo mencionarte una vez cuáles me gustaban. Tu amor siempre fue tan atento, tan desinteresado, todo lo que hiciste por un simple gracias. Repito esa escena una y otra vez cuando estamos lejos, creo que la volví mi refugio.
Muchas veces leí que el compromiso no cambia nada, que es simplemente una sortija y un papel, no se puede hacer más que eso. Pero a mí, me está dando un empujón extra cuando en días como éstos me siento nerviosa, ansiosa y con miedo de todo lo que sucede y sucederá. No puedo agradecerte lo suficiente por ello. Porque sin notarlo, me diste una pequeña pero poderosa herramienta para combatir mi malestar. Basta con bajar la mirada a mis manos y jugar con mi anillo. Un sutil recordatorio de que decides compartir tu vida conmigo. De que piensas en mí. De que me «escojes» aunque según tu no haya competencia. Es una declaración de amor sincera y la que me ayuda a dormir segura, incluso si lo hago en tus brazos, el sofá, o sin siquiera abrazarnos.
El tiempo que tenemos juntos no es mucho. Por favor, inclínate en el marco de la puerta aunque sea incómodo en lugar de marcharte. Por favor, olvida tu gorra en nuestra casa para poder regresar a buscarla horas o una vida después. Estaré esperando, te la devolveré limpia y perfumada.
Solo te pido: dí que me amas. Hazlo seguido. No esperes a tener una ocasión oportuna.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión