Esperanza que lastima.

Desde hace años, vengo transitando momentos complicados. Ciclos que parecen no cerrarse del todo, donde el alivio siempre está a un paso de distancia, pero nunca al alcance real. A pesar de eso —y de una manera que aún no comprendo del todo— siempre me mantuve firme con una certeza: en algún momento voy a estar bien.

Esa idea, que muchos definen como esperanza o fortaleza, es lo único que me mantuvo en pie. Me dicen que es una gran cualidad, que debería valorarla, que soy resiliente. Pero lo cierto es que no la disfruto. No me genera orgullo. Me genera desgaste.

Esa resistencia que para otros parece admirable, para mí se volvió una prisión. Me sostiene, pero no me abraza. Me empuja a seguir, pero no me cuida. Es como una inercia emocional donde la única motivación es un futuro que no llega. Y aunque lo sigo esperando, me siento profundamente cansado. Ya no sé si esa esperanza es real o una fachada que aprendí a construir para no derrumbarme.

A veces me siento como en lo absurdo de Sísifo de Albert Camus, condenado a empujar una piedra eterna. Solo que a diferencia de ese análisis, no encuentro felicidad en esa tarea absurda. Sólo aparento estarlo superficialmente.

La piedra no tiene sentido, y yo no tengo consuelo. Empujarla ya no es una elección, es una rutina vacía.

Sé que esto tiene nombres clínicos o filosóficos: fatiga existencial, desesperanza aprendida, disonancia de resiliencia. Pero no estoy buscando una etiqueta. Lo que quiero es entender por qué algo que debería ser mi mayor virtud me hace tanto daño. Por qué estar “esperando estar bien” me desgasta más que cualquier tristeza concreta. Por qué siento que esa fuerza que me mantiene vivo, a la vez me impide descansar.

Escribo esto no como una queja, sino como un intento de ordenar lo que me pasa. De ponerle palabras a todo lo que pienso. Y tal vez, también, como una forma de decir: ya no quiero empujar solo. No quiero que la fortaleza sea una obligación. Quiero poder bajar la piedra un rato, mirar el cielo, y sentir que merezco estar bien... incluso cuando todavía no llegué.