Invierno agotador, frío tranquilizador.
Todos los recuerdos me hablan, dicen cosas que no logro entender. Lo único que soy capaz de comprender es el dolor que atormenta mi ser. No quiero que me hablen, me lastima.
La película se repite, ¿es que no entienden que ya lo viví? No quiero volver a sentir ese dolor. Este es el camino, un camino inundado, y yo no sé nadar. Cansado de mover mis brazos, ¿seré masoquista acaso? Sabiendo que no sé hacerlo, sigo intentando, esperanzado de encontrar mi salvación.
Muchos barcos me ofrecieron ayuda, yo solo hice daño a sus tripulantes. Mierda, ¿es que acaso soy el fuego expandiendo sus llamas a los demás? Tal vez este es el destino de alguien que solo fue dañado: aprendí a dañar, no a cuidar.
Mis brazos se cansan, pierdo las fuerzas. Muevo mis piernas y junto mis manos, rezando un Padre Nuestro. Rezo por mí, por el dolor y por encontrar fuerzas.
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