Eres del tipo de mujer
sin preguntas,
sin respuestas,
sin cuestiones,
sin tangos,
sin boleros quejosos a la noche.
El tipo de mujer
que conduce
y se deja llevar.
El tipo de mujer
que no cuestiona
al conserje del hotel
de los que están
en la parte ancha
de las calles anchas
de Buenos Aires,
porque solo queda
una habitación
disponible,
doble,
con dos camas.
Del tipo de mujer
que te roza,
indecente,
en el ascensor,
y sabe que no habrá
ningún gesto imprudente
frente a ella.
La mujer
que provoca
a sabiendas
que la ternura
será la respuesta.
Que es capaz de abrir
la puerta del baño
de una habitación
de dos desconocidos,
hasta ahora,
y cruzarse semidesnuda
rumbo a la otra cama,
y abrir y levantar la manta
de la única cama posible
de una habitación de dos,
invitar a una única cama.
Mostrar retazos de la piel
y dar la espalda
y decir que está cansada,
que quiere un beso,
que la abraces,
que la dejes dormir,
porque sabe que
en el cuerpo ajeno
no hay apuro,
ni preguntas,
ni respuestas,
ni nada que decir.
Solo estar,
pasarla bien,
sin ilusión,
sin tango, sin boleros,
sin desilusión.
Solo despertarse
con la espalda
un día más joven
y preguntar: ¿cómo estás? ¿dormiste bien?
¿estás bien?
y un beso.
Eres ese tipo de mujer,
y ese tipo de mujer
no me provoca reflexión,
ni tango ni bolero,
tal vez un bossa nova suave
en una playa vespertina,
tal vez amarnos una y otra vez
hasta sentir
que el sueño nos reparte.
Tal vez,
sólo tal vez me preocupe
por acallar tus gritos apagados
cuando caigamos juntos,
una y otra vez,
en la dulce
espiral ascendente del amor.
Tal vez solo me pregunte
por qué gritas tanto
y si no te das cuenta
que gritas.
Sí,
tal vez sea la única pregunta,
lo único que piense.

Enrique De Michele
Buscando compartir algo de lo que he escrito durante mas de 40 años. Poesía, cuentos, teatro, novelas de autoría personal y otros inventos literarios. Buscando cómplices.
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