Escrito inédito a un amor fantasma

Te extraño.

Antes, extrañarte era la esperanza de volver a verte; ahora, es la garantía de que en algún momento del día, sin importar cual, tu recuerdo deambule por mi mente.

Era la única forma que tenía de estar con vos: un chico que no hacía nada pero siempre estaba ocupado. O al menos para mí.

Tenías miles de planes y ninguno me involucraba. Me limitaste a sexo mediocre y siestas para uno (siempre para vos).

Lo malo de esta situación es creerme merecedora de tan poco. Ir detrás de él, levantando migajas de afecto estando hambrienta de amor. Era ese intento de cariño lo que mi corazón anhelaba de él, lo que me obligó ⎯casi a la fuerza⎯ a apreciar "los pequeños detalles" porque de los grandes nunca hubo.

Nadie nos prepara para dejar ir a las personas que más amamos.

Eso me dijiste. Entonces, ¿porqué te despediste? ¿no era verdad eso de que me amabas?

Prometiste estar para mí. Un proposito que vos mismo te asignaste y que no supiste cumplir.

Me diste mil y un señales que no supe leer hasta ese día. Solo puedo recordar verte esperar el colectivo por mí, lejos de mí. Llevabas un sueter marrón horrible, pero era el mismo que usabas en nuestra primera cita. El mismo que usabas la noche que te conocí.

No debiste dejarme subir a ese colectivo. Te quiero fue lo ultimo que dijiste... ¿dejaste de amarme en el segundo que me iba? ¿tan fugaz fue tu amor?

¿Fui real para vos? Me dejaste en la brecha del ser o no ser: no éramos amigos, pero tampoco novios ¿qué éramos? ¿lo nuestro existió o solo querías a alguien con quien pasar el rato?

Yo estaba dispuesta a dar lo mejor de mí, incluso si eso significaba amar por los dos. Aposté al amor y Cupido me lastimó al flecharme.

Duele extrañarte. Extrañar algo que no hubo. Sentirme vacía, insatisfecha.

Ojalá nunca te hubiera conocido para no sentirme así. Me doliste por mucho tiempo, no solo tu persona sino el eco que dejó en mí. No pude disfrutar de la vida luego de que te fuiste.

Te amo, te amo y mucho... ¿pero que más? Son solo palabras, palabras fuertes. Pero eran más fuertes tus (no) acciones.

No había amor, solo era yo. Y creo que yo tampoco me amo.