Escrito #013 - Un papelito con tu nombre

Un aeropuerto. un viaje inesperado. Un dolar tirado en el suelo del lobby. ¿Significan algo? Nada.

Pero, para alguien como yo, encontrarse un papelito con tu nombre en una suerte de origami de la suerte hecho con un billete de un dolar no es algo para dejar pasar de largo.

Bueno, spoilee toda la trama. Pero fue algo así como enamorarse a primera vista. ¿Se puede sentir amor por alguien que no existe? ¿Y si esta fue la manera que encontraste de cruzarme en esta vida? Podríamos imaginar miles de otras encarnaciones buscando encontrarnos, y esta te toco ser nombre en un papel.

Imaginen que si soy así de preguntón, encontrar un nombre en un papel de casualidad cuando ninguno de los dos debería estar ahí va a gatillar mil cuestiones. A mis 35 años he ido aprendiendo a peguntar menos. Un poco creo haber aprendido. Creo.

Recuerdo haber guardado el papelito con tu nombre en la billetera que aún hoy tengo (pero ya no lo guardo)

Recuerdo haber escrito en mi blog que cruzando el Puente de la Mujer sentí que te había cruzado.

Dos hechos inconexos, conectados por la misma sensación: algo se sentía extrañamente conocido. Tu nombre en el papel, sentirte cerca cruzando el río. Parece que era verdad eso de que si escuchas bien, se escucha la melodía del alma.

Y si, pensarán que soy un romántico (bueno quizás no lo piensan, pero así me pensaba a mi) Y si, pensarán que no se puede querer lo que no se conoce. O lo que nisiquiera se conoce... ¿Cómo se lo puede amar?

Guardé el papelito con tu nombre mucho mucho tiempo. Y creo que amaba la sensación de que no existas pero, de alguna forma, seas la promesa de que todo lo horrible que estaba viviendo tenía un sentido.

Amar lo inexistente es amar lo perfecto, y nosotros somos tan perfectamente imperfectos. Pero ahí estaba yo, escribiendote poemas sin conocerte porque amaba estar enamorado del amor, de la extraña sensación de que al escribirte mágicamente me escuchabas.

Un día, lo dejé volar al viento. Me despedí simbólicamente del papelito con tu nombre. Y hoy tengo un dolar (comprado por mi) cuidando la suerte de mi destino. Y creo que esta es la primera vez que vuelvo a escribirte de alguna forma. Y sigo siendo el maestro de los encuentros sin querer, aunque la última vez haya terminado mal mal mal.

Pero hoy escribo para contar la historia, porque es mía. Y tu nombre seguirá en ese papel volando por el cielo de esta ciudad.

Migue escribe cosas.