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    Escribir.

    Dolbach

    Abr 14, 2025

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    Dementes.

    Damos significado a las palabras. Con ellas intentamos explicarnos. Intentamos entendernos. Comprender a los demás. Aceptar el mundo. Quizás cambiarlo.

    Demencia puede no ser la palabra que debería emplear, pero no se me ocurre otra mejor.

    El mundo está gobernado por dementes, por una selecta raza de desquiciados, y así, da igual todo.

    Vemos dementes a nuestro alrededor, pero suelen tener ningún poder o un poder muy, muy limitado, aún así hacen daño. Imaginen el mal que pueden generar los dementes más poderosos del planeta. La élite de la Humanidad.

    No hay nada que contra eso podamos hacer. Cuentan con todos los medios, todos los resortes, todas las habilidades, las argucias, la imaginación. Todo es suyo y está a su servicio.

    Creo que solo nos queda aferrarnos al momento pues no estamos seguros en ningún lugar ni en ningún instante.

    Da igual lo que creamos poseer, lo que pensemos que es nuestro, que no nos pueden arrebatar. Ni siquiera nuestra vida es nuestra. Si les hace falta para algo o por algo, nos la quitarán. Sin problema de ningún tipo.

    Quizás la cobardía sirva de algo. El silencio. No destacar. No oponerse. No luchar.

    Somos descendientes de quienes callaron, de quienes no destacaron, de quienes no se opusieron, de quienes no lucharon. Los que sí lo hicieron, murieron sin hijos o esos hijos aprendieron o fueron también acabados.

    Vivir puede ser un acto de valentía que se base en el intento de luchar por una teórica justicia, y podemos sentirnos orgullosos, pero si somos eficaces, acabaremos pronto. Será un vida corta.

    Vivir puede ser aceptar lo que toque y no pensar, porque si se piensa no habrá un dormir en paz. Quizás la vida, así, sea larga. En todo caso, larga se hará.

    Ignorar solo sirve si no se es consciente de que se ignora. Así, como la vaca que no sabe que entra al matadero, puede que no sea un mal modo de estar en la vida.

    La Humanidad es una raza de dementes.

    No tiene ningún futuro.

    ....

    Mis intenciones.

    No pretendo llegar primero ni ser millonario ni alcanzar la fama (corre mucho y yo no voy con prisa); no está en mí ser el mejor de los que pululan algún arte. Ser lo que sea que soy ya es más que suficiente para estar en la vida y que la vida tenga tanto sobrante.

    Hago lo que hago, quizás para encontrarme, para saberme, para atender al asunto de existir con la delicadeza de no dañar a nadie, con el afán de hacer felices porque eso feliz me hace. Quiero a quien quiero porque así me nace.

    Escribir, pintar, plantar un árbol, cuidar mi casa, besar sus labios, abrazar la adolescencia que yerra a cada paso.

    Me canso para sentir el dolor y el orgullo de haber hecho sin obligación, tan solo por dar una oportunidad a la belleza. Sin precio ni beneficio.

    Quien pudiera...

    Escribir, escribir... de los vicios es uno de los más extraños, de los incomprendidos, de los que suenan a estrafalarios, incluso misteriosos.

    Si fumas porros te llaman porrero sin ningún problema.

    Si bebes cada día, alcohólico o borracho.

    Si te afanas en ganar dinero... aquí hay menos consenso. Quizás emprendedor, quizás usurero.

    Si te juegas tus bienes, ludópata.

    Si vas con muchas mujeres, mujeriego.

    Pero no es fácil decidirse por llamar escritor a quién se da a la escritura con alguna fruición. Si no te ganas la vida (y bien) con ello, ese título no te corresponde. Ser escritor es un asunto demasiado serio como para que lo sea cualquier vecino. Cualquier conocido.

    Y el caso es que, de los vicios, es de los más baratos y de los que más al alcance tenemos. Y todavía no es ilegal.

    Se puede escribir, pero ser escritor; eso lleva otros atuendos.

    Yo escribí:

    Solo la calma.

    Noche en blanco y negro de luz de luna.

    Abajo de la colina, todo en pausa.

    A lo lejos, el croar de las ranas.

    Tumbado en la ladera, con la almohada cómoda de la conciencia tranquila, El Caminante, soñaba.

    No era dormir, era esperar la mañana. Con esa paz que da el sentir que ese es un buen lugar y que ese es el mejor momento.

    Respirar.

    Solo y en calma.

    Dolbach

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