Escena 1 (escrito el 28 de Noviembre del 2024)

Era una mañana nublada de otoño del año 2010. La electricidad se había ido, pero eso no les llamó la atención. Natisha Miller se preparaba para asistir al último día de la preparatoria a sus diecisiete años. Se encontraba sentada desayunando con su mochila colgada en el respaldo de la silla, mientras que Mike Miller, su padre, se estaba preparando un café de espaldas a ella en la mesada de la cocina. 

Vivía sola con él desde que su madre había fallecido tras una larga enfermedad hacía ya varios años. 

La mañana parecía más oscura de lo habitual. Sin electricidad, daba la impresión de que aún era de madrugada. 

Mike se sentó frente a ella con su café preparado. 

—Your mother would be very proud of you, darling. 

—Thanks, daddy. 

Él le dedicó una sonrisa y bebió su café. Luego del desayuno, se dispondría a llevarla a la escuela y, de allí, partiría a su trabajo. 

Pero ninguno de los dos sabía que aquella mañana sería muy diferente. 

Al salir de la casa, todo estaba muy quieto. El cielo era negro, lo que daba a entender que en cualquier momento se desataría una tormenta. Aquella quietud era intrigante. Se subieron al coche y comenzaron a andar por la calle, pero, a medida que avanzaban, todo se volvía cada vez más extraño. Había autos en medio de la calle, vacíos y abandonados con sus puertas abiertas; no había ni un alma por allí. El silencio era eterno en una ciudad donde el caos del tráfico solía abundar. 

—Where is everyone? —preguntó Natisha, preocupada y, a la vez, confundida. 

Mike detuvo el coche y bajó. Miró a su alrededor, intentando encontrar a alguien, pero fue en vano, así que decidió regresar al coche. 

—I am scared, daddy. Where is everyone? 

A Natisha ya se le habían formado lágrimas en los ojos. Tenía ganas de llorar, de que todo aquello fuese una pesadilla de la que pudiera despertar. Su padre la abrazó, intentando consolarla en aquel momento de incertidumbre. Ella sentía su respiración en su oreja y sus brazos rodeando su cuerpo, lo que le hacía recordar cosas del pasado que deseaba que jamás hubiesen ocurrido.