el campo y los caminos bien marcados que hacen las ovejas, para todos lados ranchando juntas.
¿vamo? y arrancan, y marcan caminos en la tierra. y yo los sigo para llegar abajo del sauce partido.
la Rancia, mí gata, se sube por lo roto y llega un poco más cerca de las nubes grises, dos tacuaritas medio que le siguen los pasos mientras recorre la red de ramas sin vida.
la tarde con el sol tímido, las manos frías y el domingo tranquilo.
el campo, tibieza de presente diluido.
¡ay tierra hermosa! soltar el humo en vos es volver a brotar.
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