Es injusto que tu nombre lo pueda portar otra persona.

Estoy indignado.

Debería existir un libro negro.

Una lista prohibida de nombres imposibles de llevar.

Que a cada madre, padre, no se les venga a la cabeza siquiera PENSAR tu primera inicial.

Tu nombre aparecería primero y último, y la lista solo contendría dos.

Es irrespetuoso que otra persona pueda portar tu nombre.

El placer de leerlo, y que luego de leerlo la imagen visual sea tu cara.

La alegría imparcial de escucharlo y que solo me alegre a mí. Tu nombre fue creado para mis oídos.

Para nadie más.

Solo vos.

Me parece incalculable la magnitud de tus similitudes con los demás.

Es una barbaridad verte compartir el aire en este cotidiano respirar.

Me atormenta verte caminar entre tantos pies que no saben para dónde van.

Te dejan atrás.

Deberían darse vuelta y dejarte pasar.

Sabiendo que sos...

lo inaudito, pasando desapercibido.

Sos una A en un mar de 4s.

Es una falta de respeto hacia lo que eres.

Una estrella de millones de años que ahora se considera habitante de la tierra.

Humana, como todos los demás.

Y yo, el único ser consciente de tu estadía en el planeta.

Un vigilante constante de tu vida, entre tantas vidas,

de tus sueños, entre tantos sueños,

de tus defectos, entre tantas virtudes.

Me someto al injusto silencio.

Prometo no mencionar nada al respecto.

De no gritar por las calles.

De no murmurar por los rincones.

De ni insinuar aproximaciones.

Que la venida de Dios está cerca.

Sabiendo que Él ya está aquí.

La partícula de Dios que escapó, porque es diferente.

Estás aquí, compartiendo espacio en mi línea temporal.

Me encantaría tener el historial con la cantidad de veces que nos cruzamos y no nos dimos cuenta.

Saber la infinidad de cosas que haremos en nuestras vidas.

Y lo efímeras que son porque lo infinito no cuenta.

Es muy injusto que hables con los demás.

Los demás no te aprecian como yo.

La gente no sabe lo que tiene adelante.

Te quiero para mí, es muy injusto.

Pero más injusto es limitarte a mí.

Con la complejidad de hechos que puedes cometer, sin mí.

De la variabilidad de personas que puedes ser, sin mí.

Y lo que puedes alcanzar, sin mí.

Y el precio a pagar es que un "nosotros" nunca existirá.

Por eso, lamento decir adiós.

Un adiós que, aunque lo diga, nunca te llegará, pero te hará ser quien sos.