...
Te lo digo como lo siento.
Yo sé que tú has estudiado mucho, has trabajado mucho, has ayudado mucho, te has empeñado mucho en conseguir metas, y muchas las has traspasado como triunfador. Yo sé que te has ganado de sobra todo lo que tienes. Yo sé que mereces más que muchos que mucho tienen.
Lo sé y lo reconozco y lo valoro.
Apunto aquí un refrán que me invento para el caso:
Lo merecido es lo que tiene, que no se corresponde con lo que se obtiene.
Nace el hijo del rey con todas las posibilidades del mundo para ser un triunfador, sea el tal hijo, buen o mal estudiante, buen o mal trabajador. Sea un santo o un ladrón.
Nace en una chabola un Einstein y nunca nadie sabrá que de su mente podría haber salido la cura contra el cáncer, porque bastante tuvo con no morirse de hambre, con no engancharse a las drogas, con no acabar en la cárcel.
Yo sé que el esfuerzo de superación es necesario, y la constancia, y el empeño, y el sacrificio.
Vi a mis abuelos y a mis padres. Pero también vi lo que consiguieron siendo constantes, trabajadores, sacrificados. Y vi lo que consiguió aquel sin tanto esfuerzo, sacrificio ni trabajo, solo porque tuvo la posibilidad por ser hijo de tal y tener donde agarrarse.
De eso va mucho de mi protesta, de mi queja, de mi frustración ante la realidad que nos golpea.
Partimos de una enorme desigualdad, con una enorme desventaja que se mantiene y acrecienta en el tiempo, en la vida, y ellos, los que avanzan desde mucho más adelante y con mejores medios, nos quieren hacer creer que la culpa es nuestra por no llegar hasta donde llegan los esforzados ricos. Y nos niegan el pan y el derecho a comerlo.
Las mayores fortunas de España acaparan el mayor porcentaje de dinero en ayudas oficiales (vean la Casa de Alba), sin embargo es al vecino que cobra 480 euros al que tú críticas diciendo que quiere que le solucionen todo sin hacer nada.
Eres injusto. Y lo eres con los tuyos, pues tú eres él, eres Pueblo.
El dinero de las grandes fortunas se pierde en paraísos, porque los ricos no quieren pagar impuestos, pero el generoso estipendio de 480 euros, va para el pan, para la luz, con suerte, para una cerveza en el bar que necesita al cliente. Muchos que trabajan quejándose de esos que cobran sin trabajar obtienen más de ellos que del loado Amancio Ortega.
Si una vez diste un euro a un pobre, teniendo solo cinco en el bolsillo, ya has dado más que el gallego. Si lo que tienes lo has conseguido sin abusar de nadie, ya eres mejor que muchos de los admirados ricos.
Una renta básica universal ayudaría mucho a igualar el espectro y a que el mérito y el esfuerzo tuvieran una razón de ser más justa y equitativa.
Siempre habrá garbanzos negros que abusen del Sistema, pero los hubo siempre y los hay ahora, y no todos están en el fondo del puchero. Ni mucho menos. Miren al rey emérito.
En fin, que es muy fácil ser injusto con los débiles, y sumiso con los fuertes.
Les mando un beso.
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