El cuento de siempre
Hubo una vez un hombre que vivía cuidando perros. Un día, accidentalmente, mató a uno de ellos.
En otro lugar, otro hombre que siempre había matado perros. En una ocasión, quizás porque otros miraban, salvó a un perro.
Al primero, tras el accidente, lo llamaron “el mataperros”.
Al segundo, tras lo visto por el público, lo llamaron “héroe”.
El que siempre mataba perros había matado a tantos que se normalizó su acción. Se volvió algo aceptado, blanqueado. Y fue ese asesino de perros quien señaló al que mató un solo perro en su vida. Y los demás aceptaron que el señalado era “el mataperros”.
En España hay dos partidos corruptos, ladrones, mafiosos hasta la náusea: PSOE y PP-VOX.
Hay otro partido que no tiene corrupción: Podemos. Pero los corruptos le inventan una con informes falsos.
A los primeros los voceros los llaman partidos “demócratas, constitucionalistas, de Estado”.
Al segundo, lo llaman “antisistema” o “corrupto”. Da igual que no lo sea.
PSOE y PP-VOX han mentido tantísimo, han incumplido tantísimo, han robado tantísimo, que han normalizado la mentira, el incumplimiento y el robo.
Los altavoces mediáticos los blanquean. Periodistas buleros, cloaqueros, que deberían estar en la cárcel por sus cientos de mentiras. Por sus bulos que incitan al odio. Odio que destruye la convivencia y la democracia.
Hay periodistas honrados, sí. Pero invisibilizados, perseguidos, marginados.
Los primeros, en cambio, han sido normalizados y blanqueados. En vez de ser juzgados y acabar en la cárcel, son aplaudidos y muy bien pagados.
Goebbels estaría orgulloso.
El PSOE ha votado tantísimas veces junto con el PP y con VOX, ha mimado y protegido a la ultraderecha tantas veces, que ya es algo normal. El pesoísta (no socialista) lo acepta como parte del devenir democrático.
Desde 1974 (Congreso de Suresnes), el PSOE ha escenificado un teatrillo de odio público y amor privado con la ultraderecha.
Y la ultraderecha, pertinaz y contumaz, está a punto de recoger su fruto.
Antes, el fascismo entraba a punta de pistola y tanque. Ahora entra con la prensa, los jueces y, sobre todo, con la indigencia intelectual y racional de una parte del Pueblo.
Goebbels, insisto, estaría orgulloso.
Hitler llegó al poder desde una democracia. Lo primero que hizo fue cargarse la democracia, ilegalizar a todos los partidos menos el suyo propio.
A eso vamos.
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