Y así surcaron los cielos los flamantes Gloster de la Armada Argentina… las solemnes cruces católicas aún frescas en sus fuselajes… el emblema de las cadenas rotas cosido a prisas en las mangas de los orgullosos aviadores… finalmente las Palomas de la Libertad hacían presencia triunfal en el acto… un acto que revindicaba la Edad en la que la Justicia del Hombre por fin reinaba…
Y sorpresivamente las bocas de los presentes en la plaza se abrieron en un agónico y único grito de espanto y horror … cuando las Maquinas de la Muerte no tardaron en efectuar vuelos rasantes sobre ellos… y comenzaron a disparar… y a arrojar bombas…
Y luego cientos de cuerpos carbonizados…de civiles… de niños ardiendo como minúsculas antorchas … de ancianos petrificados como antiguos saurios resecos… y un pie chamuscado aquí, una mano cercenada allá… una carnicería de inocentes como saldo del macabro plan…
Y después la explicación imposible de explicar… Queríamos matar al Rey Tirano decían como idiota excusa los Amos del Terror, hundiéndose de hombros y codeándose entre ellos, mientras reían con malicia por lo bajo…
Y al otro día llego con el tibio amanecer la tan esperada represalia del Pueblo… la última palabra no iba a ser del Opresor… ¡Nunca, jamás!
Y así fue que el Pueblo actuó … y el viento propagó la refrescante fragancia de las iglesias quemadas… y el melodioso estampido de los Mauser y el Colt seis tiros se impuso en la noche impiadosa… la aristocrática sangre oligarca brotaba como un torrente, salpicando y manchando por primera vez los pulidos adoquines de la sede del Partido de la Reacción y el Orden… la venganza de los Oprimidos se desataba con pinceladas de oscuro tinte bermellón de revancha …
Y he allí el regio General con los puños en la baranda del balcón, los ojos inyectados en sangre tras una tortuosa noche de insomnio, perdiendo los estribos y alentando a qué si cae uno de los nuestros que caigan cinco de ellos… que así sea… sangre se paga con sangre… aunque sea de un hermano… que al Enemigo ni Perdón … Amén…
Y luego digerir el mal trago de la decepcionante derrota, el vergonzoso destierro, el exilio forzoso, el cruel ostracismo… El apresurado vuelo de huida a Madrid y el comienzo del fin de la gesta del Gran Sueño Argentino…
Y la fiesta de Los Privilegiados comenzó, el champagne descorchado en las casonas de Recoleta y Belgrano que no se hizo esperar como la algarabía en los campos de golf y el hipódromo… los bonos y las acciones por las nubes en Wall Street y una nueva alianza con el Imperio Libertador del Norte … y así el Buenos Aires Herald volvía a predicar su lógica clasista y a desterrar de la memoria colectiva los bienaventurados años de la Abundancia y el Optimismo…
Y mientras tanto las calles de los barrios amanecían silenciosas por la afonía de millones de descamisados que se quedaron solos, ajenos, marginados, relegados, clandestinos, odiados… enarbolando aquel Nombre esperanzador como vaga enseña, un nombre que solo podían susurrar, porque ya hasta decirlo les habían prohibido...
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