the blushes, las chicas del valle californiano que hacen grunge para gente feliz

Lo bueno de que te gusten las agrupaciones D.I.Y. es el sentido de comunidad que trasciende cualquier tecnicismo o diferencia humana. Por eso pude decirles por videollamada a las chicas de The Blushes (ellas en el Valle de San Fernando, lindero a las Hollywood Hills de la Ciudad de Los Angeles, y yo cercana al Ferrocarril de San Martín en Argentina) que mi canción preferida de ellas es, sin duda, la que arranca diciendo just give us all lobotomies. Esa o Celebrity Sex Cult Party, que trata sobre encontrarse a Steve Buscemi y otras celebridades tomando drogas en pequeños cuartos de una símil mansión de Hugh Hefner, magnate de Playboy. Hablo del D.I.Y. o el do it yourself, estandarte de la música punk rock de los setenta y ochenta con su enfoque autogestivo y rebelde (hacé tu propia música, tu propia fuente de dinero, tu propio sueño) porque The Blushes encarna ese mismo espíritu en la ciudad que habitan.

A pesar de los reality shows y la serie Botched, la segunda ciudad más grande de los Estados Unidos, la ciudad de las estrellas, alberga una comunidad punk rock acaso fuese una comuna perdida en el desierto del Colorado. Los Angeles es multicultural, multifacética, tan pobre y rica como pocas; en el Bentley podés pasar por la Sunset Strip y ver a la gente sin hogar viviendo en campings improvisados a los costados de las anchas calles de ínfimas veredas.

Aunque pareciera que la alienación y el aislamiento, el nihilismo y el despojo son los verdaderos estandartes de las metrópolis occidentales, o aunque el mundo vire hacia la pudrición total, Katy Rose, Katie y Lori se ríen conmigo cuando digo que son las pioneras del happy grunge, como si no fueran dos conceptos contradictorios, y están seguras de que hacer música con amigas salva. Hablamos mucho de nosotras, las mujeres, de la dicotomía entre aprender del mundo real desde muy chicas, cuidando hermanos menores o sufriendo acoso sexual antes de la pubertad, y de que las políticas pretendan mantener a las mujeres enjauladas y sin dominio sobre las propias elecciones. The Blushes nace como un grito que destruye vidrios, cristales de copas, acuarios enteros, y en sus canciones lo dicen: yo soy radical / quiero que los chicos tengan / almuerzos gratis en los colegios / y quiero salud universal...

Lori, Katy Rose y Katie se conocieron, a los catorce años, en un music camp para adolescentes. Allí los chicos pasan unas semanas con instrumentos musicales, armando bandas y presentando, hacia el final, una muestra. Fue imposible no amistarse, aunque la vida de cada una las llevó, primeramente, a rumbos disímiles: Lori se hizo artista visual y vivió en distintas partes del país hasta regresar al valley, Katie alcanzó la fama siendo parte de The Mowglis y Katy Rose, quien fuera la cantante de quince años dentro del soundtrack de Mean Girls, cantando Overdrive justo luego de que Regina George sea chocada por un micro escolar, batalló con la anorexia y la bulimia y, en esa búsqueda activa por dejar su trastorno, volvió a reencontrarse con las amistades de su music camp. Se dieron cuenta que seguían siendo amigas.

Aseveran que son familia y lo creo completamente cuando aparece el bebé de Katie en medio de la videollamada. Es un bebé rubio, regordete y precioso, y saluda. Katy Rose lo toma en brazos y van pasándoselo de regazo en reegazo durante la duración de nuestra entrevista. Hablamos de BIkini Kill, Hole, y de su amor por Elton John. Juran que The Blushes las salvó. Que le pusieron asi (los coloretes, o los compactos) para celebrar ciertas cosas que se suponen que las chicas fuertes no hacen; maquillarse, andar en babydoll de bailarina go go, y cantar, al mismo tiempo, que se alejen de su puto cuerpo, que no lo toquen más, que el aborto debe ser legal... Se les quiebra la voz mientras hablamos de Trump y Biden, de la segunda y terceras enmiendas, en lo que Katie cuida de su hijo. Consideran que es importante gritar y hacer música agresiva siendo mujer. Que tomar una guitarra (o cualquier instrumento) como arma letal es el mejor regalo que se pueda dar una a sí misma.

Y dicen que la música salva, pero sobre todo hacerla con amigas.