No concebía un mundo de caricias,
pero sí lo soñaba
me abatía el miedo cuando pensaba en desnudarme el alma
ahora puedo sostener la pluma entre mis dedos con firmeza
y ya la tinta no mancha
las palabras fluyen, me liberan,
en cada línea me encuentro
-
por las mañanas intento tomarle la mano a la esperanza
y cuando me acerco, ella se aleja,
no mucho, lo suficiente para hacerme creer que nos encontramos a un suspiro de distancia
-
así vivo creyendo que estoy próxima a alcanzarla
y sin darme cuenta, vivo en espera,
espera de habitar un mundo que se sienta una caricia
-
pero al menos sostengo mi pluma con fuerza,
la tinta no mancha
y la poesía me refugia.
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