Entre sueño con la veneración,
ser el altar más alto,
la imagen más pura,
la fe que no se toca
pero se siente en el pecho.
Ser el susurro callado
que se eleva al cielo,
el rezo más poético,
la oración más trágica,
lágrima muda en noches de plegaria.
Anhelo ser el eco
que retumba en los templos vacíos,
la sombra sagrada
que abraza el mármol frío.
Quisiera ser el aliento
que aviva velas moribundas,
la promesa rota
que aún persiste en el recuerdo.
Entre sueño con la eternidad, con ser fe, amor y duelo, con existir en lo divino y perderme en lo eterno.
-Liz
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