Entre morados y rojos.
Sep 13, 2024
Arrabales.
En las afueras de mi alma
ya no quedan esperanzas.
A la vuelta de esa esquina
que da al precipicio del ser,
la sombra hiela las venas,
ha muerto toda ilusión.
No queda ni qué perder.
Un silencio insoportable
como ruido que no cesa,
hielo frío que arde,
viento que es como un sable.
Las callejuelas desiertas
del barrio de los mis nadies,
están sucias de desprecios,
de venganzas,
de deseos miserables.
Duele posar cada paso,
hiere surcar tanta ruina.
Y atardece, siempre atardece.
Se tiñe de luto el cielo,
abre sus brazos Caronte,
y el sol, entre morados y rojos,
mancilla eterno el horizonte.
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