entre mis memorias.

"sos igual a él" y fue gracioso. mi reflejo en el espejo era lo que estaba viendo pero después de que escupiste esas palabras todo se distorsionó.
nunca fui capaz de entender a las personas por más atención que les preste y esta vez no fue la excepción porque no pude discernir si era odio, rencor, tristeza o melancolía. fue un tono grotesco y a la vez deprimente.
te encargaste de amortiguar la caída a la realidad con tus brazos pero la mente es un profundo mar que esconde memorias en cada rincón, visibles o ilegibles están ahí. todavía tengo memorizado como acariciabas con delicadeza mis mejillas cuando me recostabas en tus piernas mientras me decías que él era bueno, que él nos amaba, que él nos quería pero también tatué en mí el sentimiento de esas palabras, algo que comprendí una tarde de verano mientras hurgaba ese mar; no me estabas hablando de él, te estabas convenciendo a vos misma de esas palabras.

me usaste. te creí. todo encajó como un rompecabezas pero en lugar de un par de recortes de papel, este estaba hecho de nuestros corazones. como me dolió entender, como me dolió recordar, como me dolió crecer.

tus ojos tristes me miraban con amor, tus frías manos me daban calor.

le perdonaste tantas cosas y me obligaste a quererlo también. odiarlo era un pecado imperdonable a pesar de vivir bajo su palabra porque para él, Dios es nada ¿lo es? o tal vez él no cree por las cadenas de sus tobillos, las arrastra hasta hoy. Dios, también Dios pagó consecuencias de los actos de aquel hombre cruel que enfurecido derrumbaba las paredes y destruía los rincones que habíamos llenado de memorias encantadoras, felices, apuñalaba la paz que tejiamos con risas y bailes cuando el no estaba porque cuando el gato duerme los ratones bailan.

marginado, limitado, reprimido sentimentalmente. todo era un caos a las 6 de la tarde, los esclavos corrían de acá para allá con tal de no perforar la paz de aquel hombre o sino todo iba a arder en llamas de odio.

"sos igual a él" y me derrumbé. ¿en qué? no quiero saberlo pero está vez esas palabras fueron distorsionadas. ahora pude distinguir; ahora tenían gusto a dolor.