Entre las casualidades del mundo (pregunto todo casi al mismo tiempo)

Estábamos los dos,
Uno en cada punta
De la última fila.

Vos parecías llevarla mejor
Que yo
Como con mayor parsimonia.

Yo, mientras tanto, movía rígido
Y nervioso mi moverme
Cuando me rozaban tus ojos,

Cuando me rozaban tus ojos...
Podía jurar no escribiría más poesía
Porque para qué
Si toda poesía existe
Solamente ahí
Solamente acá.

Y, después, cuando mirabas a un punto fijo
Y me mirabas de reojo,
Y cuando yo hacía lo mismo
Y quedábamos los dos
Mirando a un mismo punto
Tan fijo y tan vivo
Mientras los dos nos veíamos.

Tengo miedo de pasarme de parada
De parar en terminal y perderme sin saber adónde
Voy
Ni cómo volver.
Tengo miedo de olvidarme
de tener y de temer
De tenerte y de temerte y de temer perderte
Pero no me distraigo:
No me distraigo.
¿Dónde será que ahora estamos?
Para mí solamente esta última fila existe.

Imaginé quince maneras
De pedirte un número de tu teléfono
Una letra de tu nombre
Una hebra de tu pelo
Una muestra mínima cualquiera de tu afecto
Para guardarlo conmigo
Fantasear contigo en la noche murmullante
Y poder así volver a encontrarte
Entre las casualidades del mundo.

Entre las casualidades del mundo.
Me salvaste de perder el teléfono
Cuando subí. Reímos de mi susto,
Río todavía de pensarlo
Y me cosquillea la panza
De pensarnos riéndonos
En otra fila que no sea esta.

Qué estarás escuchando, pregunté
Y te miré. Miré a tu mano
Específicamente a tu índice
Que se movió enseguida.
Entonces te supe
Te supe aún sabiéndome, pensé y reí.
Hace poco regalabas tu sonrisa, pensé
y ahora, dónde estamos ahora
pregunté a la ventana.

Llevé mi mirar al tuyo
Puesto en el mío el tuyo;
Los dos reímos.
Reímos al otro
Y ahora
Dónde estamos ahora...

Ya no quiero más mirar por la ventana.
Nada hay ahí afuera que llame a mi atención por su nombre.
Miro al final de la fila como queriendo descubrir el tuyo
Como queriendo encontrar las vocales
Y entre qué consonantes
Para que digan tu nombre.
Y no pregunto dónde estamos ahora
Ni cuándo, ni cuánto faltará
Para que bajes vos o baje yo
Y perdamos casi todo
Lo que una vez reímos,
Uno en cada punta
De la última fila.