entrada de diario #1

Estoy encerrada a mil paredes y me asusta caminar sin ver, me asusta correr sin saber como o nadar sabiendo que tal vez haya alguna ola en el mar que me quiera demás. Pienso en el mar como lo mas cercano a casa que podría tener; que se parece a lo que mas conozco y siento. Me olvido que al estar en él es estar en lo mas ajeno a mi, pero lo que mas me ve y me observa. En donde no me agobia pensar que la extraño y que debería extrañarla; que es humano y yo no solo siento y vivo sino también miro y sueño. Que descortés sería de mi olvidarme y resentir sin perdonar algo tan impropio, o a la vida en general. Que sea una obra teatral para que duela menos y pueda reelerla hasta darme cuenta que existo y ella también. Que ella existe como foránea, que vivir vivimos meramente solos, acompañados cuando el cuerpo lo elige. El amor es caprichoso y egoísta. Se mueve como y cuando quiere, llevándonos a la par atados con hilos de hierro que no quema ni con todo el fuego del mundo. Que queda, por un tiempo, quieto, inquebrantable, indócil, pesado como la ola más tranquila del día mas ventoso de un invierno congeladísimo. Que nos aflija y que nos acobarde. Que nos aflija y que nos acobarde.