Entonces ¿ La vida es justa o injusta?

A veces siento que es ambas cosas al mismo tiempo: es justa para quienes ya nacieron con ventaja,e injusta para quienes nacimos en medio de carencias, rodeados de silencios, de luchas que no se ven.

Porque el mundo premia lo visible, lo que brilla. Pero, ¿nunca te premian por sobrevivir?

Nos hacen creer que todos tenemos las mismas oportunidades, pero eso no es verdad.No todos parten desde la misma línea.Algunos ya corren con zapatos caros y caminos pavimentados; otros, descalzos y con piedras en el pecho.Y ahí es donde vienen esas preguntas que duelen:

¿Dónde está la justicia para los que sí se esfuerzan?¿Dónde queda el mérito cuando el acceso ya está negado desde el inicio.

Y sé que muchos dirán que el esfuerzo personal lo puede todo,pero yo me pregunto: ¿acaso el esfuerzo también compra tiempo, salud mental, paz, oportunidades?

Porque muchas veces ese esfuerzo se lleva nuestra energía, nuestra salud, nuestra esperanza...y, cuando por fin llegás a tocar la puerta, te dicen que no estás preparado, o que llegaste tarde.

Y claro, ahí aparecen otras preguntas:

¿Vale la pena invertir tanto si el sistema está roto? .Nos venden la idea de que hay que apostar por el futuro, por la educación, por trabajar duro, ¿Pero qué pasa cuando eso no basta? ,¿Qué pasa cuando el precio de esa inversión es tu bienestar emocional, tu descanso, tu paz?

Nadie te enseña a sobrevivir a la frustración.Nadie te habla del vacío que se siente cuando te esforzás… y aún así no te alcanza.

Vivimos en una sociedad donde la corrupción es el lenguaje oculto del poder. Donde la apariencia importa más que la verdad. Donde quien tiene dinero, tiene voz. Y los que no… los que no, gritamos en silencio. Nos volvemos invisibles.

Y sin embargo, aquí estamos: preguntándonos, escribiendo, intentando entender. Buscando algo más allá de esta estructura desigual.

Porque, aunque no tengamos todas las respuestas ,unque muchas veces la vida no tenga sentido,el solo hecho de preguntarnos ya es un acto de humanidad.

Y tal vez ahí empieza la verdadera justicia: en no dejar que este mundo nos haga perder la sensibilidad,en no apagar nuestras preguntas,en seguir escribiendo, sintiendo, hablando…aunque sea con el alma rota.