Eres una falacia, encarnada en belleza,
musa que atrapa a los incrédulos de certeza.
No me enmarañes en tus brazos
que para cualquiera, tu amor es sincero.
Yo creí en esa mentira,
y reclamo tu presencia,
me embriago en tu delicadeza.
Te veo presente,
aunque hace mucho marchaste callada,
enmudeciendo el corazón
de alguien que lo en lo posible,
te ofreció solo amor.
Lo siento, lo siento, lo siento,
al caer absorto
en los huequecillos
que adornan el espejo
de mis deseos.
Tu rostro, que alegría muestra,
lo deseo en locura.
Envidio tu regocijo
tras la crueldad
plantada aquí,
aquí, donde caturreaba la esperanza,
cuando fiel a mi,
te dejabas caer.
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