¡Una historia de Helldivers 2!
Cuando la misión es Alerta Roja, existe un comando especial.
No tienen nombre: dejaron atrás su humanidad.
Abandonaron su identidad.
Solo se los reconoce por una letra y un número.
Vestidos de negro y rojo, intimidan incluso a los veteranos.
No tienen, ni quieren, Dios.
Su único deseo es impartir la democracia.
Pero esta historia… no es sobre una victoria.
La facción de los Autómatas, cyborg de guerra, enemigos jurados de la Súper Tierra, busca tomar el control de Chooge.
¿Por qué no enviaron a otros Helldivers?
¿Por qué solo mandaron a una cuadrilla?
Porque esta era una misión de ida.
El objetivo era claro:
1. Destruir los Fabricadores enemigos.
2. Aniquilar sus asentamientos.
3. Intervenir sus comunicaciones.
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Tras el despliegue en una base enemiga, los Helldrivers se abrieron paso con su potencia de fuego.
Precisos. Elegantes. Letales.
Moviéndose como una mente colmena, arrasaron con el campo en segundos, tomando la primera posición.
Con esta ubicación asegurada, el siguiente objetivo era obvio: los Fabricadores.
Colosos cuadrúpedos, acero puro, impenetrables. Capaces de producir decenas de enemigos en instantes.
Decididos a liberar el planeta, se dividieron y atacaron desde distintos flancos.
P1 fue el más loco.
Se acercó en sigilo, instaló explosivos termita en el primer Fabricador…
El gigante ardió desde dentro, fundiendo el acero, cayendo lleno de muerte.
Los otros dos fueron destruidos por una lluvia de calibre 380, enviada por sus compañeros.
A3, veterano de Malévolo Creek, un hombre cuyo odio no conoce límites, arrojó todo su arsenal contra los dos Fabricadores restantes.
Fue él quien, en medio del estruendo, plantó una Bomba Hell en una base enemiga…
La detonó en el clímax de la batalla.
El aroma a hierro llenaba el aire.
El humo cubría la visión.
El enemigo avanzaba sin miedo.
Y la patrulla resistía, dispuesta a morir por su nación.
Sin honor ,en este mundo no querían vivir.
Los Kamikaze: no se retirarían.
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El último objetivo: intervenir las comunicaciones.
El enemigo desplegó su última línea:
Hulks, blindados, carniceros…
Un ejército entero contra solo cuatro humanos.
Con precisión y velocidad quirúrgica, se infiltraron en la base enemiga.
S2 intervino el sistema de comunicaciones en cuestión de segundos.
Solo restaba irse.
La radio se abrió.
Un mensaje claro salió:
—Pelícano 1… regresa a la base. Hoy no tienes envíos. Ha sido un honor.
¡POR LA SÚPER TIERRA!
¡POR LA SÚPER TIERRA!
¡POR LA SÚPER TIERRA!
¡POR LA SÚPER TIERRA!
Las comunicaciones murieron allí.
---
Un escuadrón sin nombre, pero lleno de lealtad y honor,
miró a la muerte de frente…
y ella cerró los ojos por un instante.
Cada uno pintó el campo de batalla con una tormenta de fuego, plomo, sangre y aceite.
Cada uno cayó con una estratagema en la mano.
Luchando hasta el final.
Dándolo todo…
por un bien mayor.
Misión cumplida.
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