En mí

Me tomó 5 años.

Me tomó mucho menos notar que no te importaba mi lenguaje, ni mi palabra.

Usé cintos, buscaba desesperada por temas de los que hablar y cosas por hacer intentando que no llegue lo que sabía iba suceder. No podía decirlo, te pedí vieras una serie. Por dos segundos te sentí y te burlaste al notarlo.

Cuando al fin, llorando, pude decirte que no, sonreías. Y seguiste. Y te seguí.

Creía que debía de estar enamorada, te escribí poemas, te volvía a ver, insistía en sentir algo más que lo obvio -no notado- de la incomodidad e incluso del asco. "¿Es esto el amor?".

Me tomó un poco más decidir qué hacer con el no quererte cerca.

Despersonalizada ubicada como tu objeto, puro y exclusivo.

Yo también soy, ¿lo notabas? Lo empeora pensar que sí lo hacías.

Me toma toda mi existencia registrar mi deseo.

Me toma una inmensidad de tiempo decidir qué hacer.

Racionalizar todo sentimiento acaba en no sentir perdiendo así el nexo social, algo en mí que no conecta.

Silencio.

Algo de mí que no siente.

¿Sabías lo mucho que en mí prevalece lo existencial?

Solía pensar que no sé vivir.

Tomaste de mí lo que estaba intentando entender que tenía, antes de tenerlo me lo arrebataste y yo lo permití.

Me toma cada día recordarme mía y aún así todavía me encuentro, sin querer, de vez en cuando, siendo para alguien más.

Al fin conociéndome.

No puedo creer el tiempo que tomaste de mí. Pienso en el que tomarás mañana cuando en la liberación recuerde, inamovible, el haber pasado por vos. Lloraré y sonreiré abrazándome por lo en paz e indiferente que estaré con el hecho de que no puedo deshacerte de mi y que seguirás dentro.

No estás hasta que repito el patrón, y volvés junto con las demás personas de las que fui para recordarme el daño que ya no permito. Que sé que no quiero permitir. Que sé no merezco padecer.

Ya no sólo sigo, sino que avanzo. Inmersa en mí.