En este 2024...

En este 2024 he aprendido muchas cosas, pero la enseñanza más importante que me ha dejado es la de agradecer. Por todo, incluso por lo que no quisiera que hubiera ocurrido. Agradecer cuando se está triste o enojada es complejo y sumamente difícil, pero cuando se logra, se abren nuevas e increíbles ventanas. Puertas que creías cerradas bajo candado o pasadizos que no sabías que existían aparecen frente a tu visión para darte una nueva perspectiva. Repito, es difícil. No siempre se logra. Pero es una práctica que mejora con el tiempo.

Cuando todo está nublado y siento que no puedo más, intento agradecer por cada oportunidad que se me ha presentado este año. He tomado clases de piano. He emprendido y desemprendido cualquier cantidad de veces. Me he permitido continuar con mis estudios. He tomado clases de pintura. He viajado y pasado tiempo con mis seres queridos. Ha nacido mi primera sobrina, una niña preciosa. He sido más amable (o lo he intentado). He sido más fiel con la versión de mí misma que quiere ser representada en este momento.

He perdido seres muy importantes para mí. Ha sido duro. Nunca me había faltado el aire de tanto llorar, pero de eso ha florecido algo hermoso. Un propósito se cruzó ante mis ojos. No lo pude rechazar. La escritura me sirvió como medio para atravesar el duelo. Y aunque febrero fue uno de los peores meses de mi vida, también fue el mes en el que empecé a escribir mi primera novela.

Podemos dejarnos guiar por la luna y los astros de vez en cuando. También podemos tomar las riendas y controlar cada milisegundo de vida. Podemos elegir ser agradecidos y ver el lado amarillo de la vida, o en su lugar, ver siempre en escala de grises (lo he hecho casi toda mi vida). Hoy elijo, de ser posible, clavarme mis propias gafas y pintar de mil colores mi porvenir.

GRACIAS.
C⭐