Las cosas maravillosas las encuentro en los colores primarios,
En un cuadro de Kandinsky o Mondrian, y voy corriendo entre sus objetos tan peculiares dentro de las obras. A veces me mancho.
En una pieza musical estridente de Sergei Prokofiev o Max Ritcher, me gusta caminar entre sus partituras tratando de no tocar las notas para no cambiar nada por accidente.
Las cosas maravillosas las encuentro en un árbol de Navidad verde brillante, en sus adornos coloridos y luces que parpadean intermitentes.
Azul
Rojo
Amarillo
También en una esfera que tengo guardada y que cuando la observo muy de cerca logro ver a sus personajes dentro de ese cristal donde cae sobre ellos eso que simula nieve y se encuentran dos personitas afuera de una casita e imagino toda una historia de su vida juntos.
Las percibo cuando mi hermano menor y yo tenemos una bolsa de caramelos y el último lo partimos a la mitad para compartirlo, porque no conocemos el egoísmo.
Vi cosas maravillosas en pequeños actos de amor y también en grandes actos de perdón que al principio no comprendía pero al final entendía.
Porque busco maravillas constantemente por todos lados todo el tiempo y todos los días sin parar y tropezando a mi paso, como siempre.
Y por último, cuando llego a casa por la noche y estoy por recostarme repaso cada hallazgo muy minuciosamente, como si fuera un tesoro, como si de ello dependiera todo lo que soy y todo lo que seré.
Porque las cosas maravillosas serán las mismas que me mantendrán cautivada con la vida cuando no encuentro más remedio que desentenderme de ella.

Camila F. Aguirre
Nacida en la ciudad de Buenos Aires en mayo de 1996, secreta escritora desde temprana edad. Continuamente buscando y redefiniendo su propio concepto de persona maravillosa.
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