Empiezo de nuevo

Mi amor por tí se acabó. Una decepción más que logró romper lo que creía saber.

Me dolió. Como el infierno mismo que arde en el más allá. Lloré, evitando sentirme culpable, porque sé que no elegí mal ni te idealicé. Solo quise conocerte; acepté tus diferencias, aprendí a no depender de ti, aunque mi cuerpo se entumeciera, al intentar controlar la bestia que habitaba en mi interior: esa que quiere controlar lo que no me pertenece.

Y está bien, eso habla más de ti que de mí. No todo puede salir bien. Podríamos haber tenido un potencial, pero no siempre ambas partes están dispuestas a arriesgar. Yo elegí amarte mientras tú decidías encerrarte.

Para mi eras mi compañero, amigo. Nada más. No sé qué habré sido yo para ti: si un compañero o el bufón que te divierte.

Pero aquí sigo, con la frente en alto, quitándome el peso de pensar que elegí mal o del temor de que nadie pueda amarme nunca más. Hay miles de peces en el mar, y por mas tiempo que haya pasado, uno no puede obligar a amar, a alguien que ni siquiera quiso mirarme.

Aunque me quiebre, aunque me sienta vulnerable, me quedo con la conciencia tranquila de que hice lo mejor que pude. Todo el tiempo. Todos estos meses.

Aprendí, intenté, dejé fluir.

Y aunque me hayas decepcionado y yo me sienta abandonado, sé que llegará alguien que mire mi corazón y mi intelecto, antes que mi aspecto, mis gustos extraños o mi rara forma de ver la vida. Alguien que sea un lobo vestido con piel de cordero.

Porque no importa cuantas excusas ponga para decir que eres inocente. Demostrarte ser alguien que no vale la pena; alguien que simplemente decidió aislarse, cuando pudo haber cortado la raiz en vez de la flor que quería brotar.

El karma hará su trabajo; mientras tanto, yo sigo caminando.

No hay otra cosa que pueda hacer, más que estar con mis amigos. Algun día llegará lo que merezco, eso lo sé.

Pero espero no volverte a ver. Porque ni como amigo me sirves ya.

Que tengas una buena vida.

Y espero que mejores como persona algún día.

Que nadie más tenga que sufrir, por esta cobardía.