Una amiga, aún antes de leerlo, me comentó. Creo que la frase “La vulnerabilidad es el motor de la transformación" tiene mucho que ver en este libro. Lo dijo, por todo lo que yo venía contándole sobre el proyecto.
La frase la dijo Pedro Alonso O ‘choro, a quien admiro como persona y artista y por eso sus obras, me acompañan en mi trabajo. Y del que quiero agregar, que desde hace un tiempo se encuentra en México, trabajando, pero más allá de eso porque ama a esa tierra. Y aunque parezca que nada tenga que ver en mi comentario, si lo tiene. La razón es que a través suyo fui descubriendo el magnetismo, el encanto, la energía del lugar. Y hasta me animo a decir, que parte de eso me alcanzó y abrazò, porque un día desde Ciudad de México llegó la convocatoria Mujer, arte y discapacidad, y casi rememorando uno de sus dichos, puedo afirmar que el calambre que despertó a la vida mi corazón de escritora fue mexicano. Esta es la primera vez que uno de mis relatos se publica en formato fìsico. Y no puede hacerme sentir mejor. El libro, es el resultado final, del trabajo en grupo, la unión y el respeto. El saber escuchar y aprender de cada historia, cultura y costumbres a simple vista diferentes, pero en lo profundo iguales en busca del mismo objetivo.
Y retomando el hilo, todas las que participamos, podemos contar, como con el arte como herramienta, transformamos cada temor, inseguridad, falta de autoestima, en valentía para enfrentar la vida y en quererse y aceptarse tal cual somos para que nuestra actitud cambie las miradas y destierre el olvido, la compasión y todo concepto errado que solo levanta barreras que hieren profundamente.
El arte, en mi caso particular, se manifiesta en pinturas, textos, música, que me llevan a descubrir emociones y misterios que vibro al encontrarlos. A sentir señales en el cuerpo y el alma. Y que son tan intensos, auténticos e inspiradores que me invitan a compartirlos.
Guarda la lumbre a tu lado, es el título de lo que narro en El arte de ser. Experiencias del acompañamiento profesional, realizado durante dos décadas, en la voz de personajes de ficción y las protagonistas, Laia y Petra.
Laia tiene mucho de mí, la inseguridad ante lo nuevo, el empuje, el alma puesta en el trabajo, el compromiso, la sorpresa y el asombro por situaciones que nadie enseña en la teoría y el principio de rabia ante el prejuicio y la injusticia. Petra es el universo de Petras que acompañé. La unión de piezas de puzles de cada una de ellas.
Ambas abrigadas por el arte, presenciando como este, hace florecer bellos pimpollos entre las rocas.
El arte de ser, Mujer, arte y discapacidad, reúne las distintas miradas de la discapacidad, todas con una luz especial, esa lumbre interior que no debe apagarse. La que es encendida por el arte, ese motor que pone en movimiento la buena calidad de vida.
Por eso, aunque no lo había visto así, debo decir que mi amiga Lìa tenía razón, el libro tiene mucho que ver con la frase que compartiò mi artista preferido “La vulnerabilidad es el motor de la transformación”.

Miriam Rodriguez Roa
Soy auxiliar psicoterapéutica (laborterapia y arteterapia). Me encanta escribir y cuando lo hago, sumo mi apellido materno. Son mis raíces y sellan mis sentires en una firma.
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