Rara vez me encontré sin poder leer tu mente. Te conozco.
Sé cómo funcionas, cómo respiras, cuál es tu sabor, cuál es tu olor. Sé qué cosas te parecerían lindas en un negocio, qué cosas dirías que son de mi estilo, cuáles son tus artistas favoritos y también esos que te dejaron de gustar tanto. Sé qué tonos de colores preferís para tu ropa, qué diseño de uñas le pedirías a tu prima que te hiciera, cómo te reís hasta el punto de hacer ruido de chancho, la manera en la que te ponés para sacarte fotos en el espejo. Sé qué te gusta usar por la noche cuando querés estar cómoda, sé cómo bajas a abrir el portón de tu departamento, abrazándote a vos misma cuando hace frío y arrastrando los pies. Conozco tu cara cuando estás de malhumor y no querés que nadie te joda, cuando querés volverte a tu casa y perderte en esas cosas que te dan felicidad después de pasarla mal. Sé que cuando una idea te copa le metés toda la creatividad que tenés en el cuerpo. Sé cómo te gusta maquillar, cómo ponés música para subirla antes de salir, cómo te preparás con tiempo para poder sacarte fotos antes de irte, cómo bailás, moviéndote de un lado para otro, cómo tomás, con ese gusto por probar tragos nuevos y mezclas extrañas que tengan lindos colores y rico sabor.
Te conozco a pesar de que quieras hacer de cuenta que no lo hago, que ya no somos las mismas, que tomamos caminos diferentes. Te conozco, siempre lo voy a hacer porque no puedo evitarlo, porque sos importante para mí, aunque expulse toda esta furia que tengo contra vos cada vez que le hablo a mis amigos sobre lo que nos pasó, lo que nos hiciste. Porque sí, fuiste vos (de última, si te hace sentir mejor, asumo que capaz podría haberte dicho las cosas de otra manera). Tal vez lo mejor hubiera sido no mandarte un mensaje para afirmar lo que ya estaba pensando que te pasaba, pero no pude. Sos importante para mí. Nunca vas a dejar de serlo.
Y me miento a mí misma, diciendo que no te recuerdo con cariño, pero si esto que escribo no lo es, no sabría qué otra forma toma el amor que te tengo.
El pensamiento constante de nosotras siendo las mejores amigas del mundo me destruye cada día un poco más. Y sé que no es el final, porque solo tenemos veinte años y porque está claro que nuestros caminos van a dejar de estar separados de manera tan tajante, pero el esperar que eso cambie, que vos te des cuenta, es insoportable y lo sufro como no te das una idea.
Te conozco. Y te extraño.
No dejes que pase tanto tiempo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión