ELLA COSÍA
Después de tantos años, ella aún no sabe que soy yo quien le desordena el costurero. Los domingos salgo de mi letargo y voy a visitarla al taller de costura. Siempre la encuentro cosiendo ropa, en silencio y con la cabeza gacha. A veces suspira y alza la cabeza para ver si todavía es de día. ¡Qué hermosa era! Ahora está vieja. Sus grandes pechos han perdido ya su forma crepuscular. Igual la sigo queriendo.
En aquellos años íbamos a caminar por la costa del río; y cuando nadie nos veía yo apoyaba mi cabeza sobre su regazo… y así me quedaba un largo rato, con la seguridad de que siempre haría eso. Pero no fue así. Apareció Floreal. Llegó al pueblo con su petulancia y su dinero. Cuando la vio, enloqueció. Rondaba todo el día por el taller de costura para hablar con ella con cualquier excusa. Hasta que un día, cansada, le dijo que amaba a otro.
Golpeado en su orgullo, Floreal dejó de frecuentarla. Creíamos que se había resignado, pero no fue así. Una tarde, con la crecida del río, fui a pescar aprovechando que la corriente atraía a los peces grandes. El empujón fue contundente. Intenté mantenerme a flote, pero la fuerza de la corriente me arrastró al fondo. Cuando emergí, alcancé a ver cómo mi cuerpo se alejaba dando tumbos en el agua. Ahora, con el campo libre, Floreal intentó de nuevo conquistarla. Ni siquiera tuvo respeto en encararla durante mis exequias. Ella siempre lo ignoró, lo mantuvo a raya. Con el tiempo, Floreal desistió.
En mi espacio de inmortalidad personal, el tiempo no sirve de nada…ayer, anteayer o hace cien años, es lo mismo. Por eso, luego de unos pocos domingos todos se volvieron viejos. Ahora Floreal es un anciano que vive encerrado en su casa lujosa… pero vacía como él. Sin embargo, vieja como está, ella aun irradia vida… vida y calor. Aún deseo abrazarla… y por eso la espero. Con Floreal es distinto. Si quisiera, ahora mismo perforaría su decrépito cuerpo y lo ahogaría hasta morir. Pero como soy derecho y legal, prefiero esperarlo hasta que cruce la línea; y entonces, frente a frente, veremos cuántos pares son tres botines.

Roberto Dario Salica
Roberto Darío Salica Escritor de Córdoba, Argentina. A la fecha, ha publicado cinco libros, uno de cuentos para niños, poemas, relatos de la infancia y de relatos fantásticos.
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