recurrentemente trato de recordar mi vida antes de encontrarme con aquellos brillantes ojos cafés que me encandilan y me nublan la razón y la repuesta es simple: no existía vida.
no existía vida, porque a pesar de tratar de conectar con lo que solía hacerme feliz, no fue hasta que me encontré con su silueta que volví a sentir mi corazón latir.
no existía vida, porque por más que intentaba encontrarle un sentido a la misma, no fue hasta que escuché su voz pronunciando mi nombre que encontré mi verdadera identidad y propósito.
y es que nací para amarla. la conocí y entendí que el único sentido de mi vida era ser devota a aquella mujer que roba mis suspiros y acelera mi corazón. miro hacia atrás y sólo la veo a ella. la veo en las veces que fracasé, que caí, que me levanté y que amé. todo lo que fui, soy y seré es por ella.
ya han pasado dos años desde que el amor tocó mi puerta, desde que mi corazón volvió a latir musitando su nombre y es que siempre la conoció, siempre la esperó y siempre supo que todo se trataba de ella.
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