había un nudo constante en el pecho.
no era enojo, ni tristeza completa.
era una mezcla suave de esperanza cansada
y devoción que ya no sabía a dónde ir.
me sentía pequeña.
esperando señales mínimas para respirar tranquila,
cómo si un mensaje tuyo fuera oxígeno.
y si no llegaba entonces el día pesaba más.
no era tu culpa.
quizás eran mis expectativas
o el lugar emocional desde donde te amaba.
pero lo cierto es que me sentía sola,
incluso cuando aún éramos "nosotros".
a veces me decía que todo estaba bien.
que era una etapa.
y por momentos lo creía.
porque te amaba,
y porque quise creer que el amor podía sostenernos
incluso en medio del silencio.
pero la espera se volvió rutina.
y la rutina, resignación.
hasta que un día entendí
que me estaba posponiendo para no perderte.
elegirme se sintió urgente.
no porque dejara de amarte,
sino porque me estaba olvidando de mí.
ahora, sin vos,
hay un espacio frío donde antes vivía el calor.
la soledad volvió a sentarse a mi lado
pero esta vez no me asusta tanto.
lloro, sí.
y a veces todavía espero.
pero ya no desde la ansiedad de que vengas,
sino desde la calma de aceptar
que tal vez no lo harás.
y eso también está bien.
nunca quise dejarte atrás.
y tal vez no lo haga por mucho tiempo.
pero voy a respetar lo que mi corazón siente,
aunque duela,
aunque tiemble.
porque sí, te amo más que a nadie.
sos el amor de mi vida.
te esperé antes de conocerte.
te esperé durante nuestra primera historia.
te esperé cuando nos separamos.
te esperé mientras no tenías tiempo para mí.
y ahora solo espero una cosa:
que seas feliz.
porque te voy a amar siempre,
aunque ya no me veas.
porque quiero lo mejor para vos,
aunque yo no esté ahí para dártelo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión