El vino que ansío probar

Aprecio las sombras que limitan tu alma,

siento el latir de tus pupilas sobre mi aroma.

Mis dedos descienden buscando lo duro que mi tacto provoca en ti,

mi voz te calma,

para que los murmullos me confirmen que ven la lluvia acercarse.

Mi cuerpo se tensa,

y mi lluvia se libera.

Ahora ese río de amor va en busca de tu olor,

para marcarme con el aroma de tu emoción.

Lo dulce de tu humedad me corre el alma,

como una voz que desea ser liberada.

Mis movimientos se aceleran,

y tus sombras se vuelven más difíciles de notar

en cuanto mis pupilas se empiezan a dilatar;

solo buscan sentir tu olor contra mi ser.

Tu alma se refleja,

mientras mi sentir te guía

hacia un lugar donde el vino se desata.

Mis pensamientos quedan húmedos hacia tu alivio,

mi cuerpo exige distinguir aquel fruto de su fuego.

Como cascada se desliza por la entrada de mi ser,

y su fragancia queda guardada en mi alma.

Ese vino que nunca olvidaré,

dulce y presiado.

El fruto de tu placer.