Entre el papel estucado y el pergamino, se percibe un olor diferente. Aunque no logro diferenciarlos, cabe la posibilidad que se trate de un Offset o un reciclado. De todas formas, esconden distintos aromas. Una madera de terciopelo, vainillina o pasto seco me obliga a buscar el significado de esta sensación. Bibliosmia se acomoda en las salientes, expulsa lo amargo, obligando a repasar las letras con la nariz. No leo aún ninguna palabra. ¿Los títulos huelen?
Compruebo mis sospechas.
Ha estado oliendo los últimos libros que compró, sentada sobre la mesa. Una curva molesta que no deja ver si trabaja o no. El sol se cuela en su oficina iluminada. Todo artificial, que no deja espacio para un sorbo de agua. La botella llena en un rincón se pierde entre en calor de la tarde. Miles de cosas, casi todas ellas inútiles. Trabaja con la palabra, pero no es capaz de tragar ninguna ajena.
Me topo con su mirada, no advierto lo demás. La luz me ciega. Sonríe para adentro, trata de dar media vuelta y tropieza. El marco de la ventana no la deja ir. De pie repite mi saludo. Ignoro que no tiene mi mirada.
Imagen de Pexels. Propiedad de Tasha Kamrowski

Verónica Abir
Solo lo intento cada día, como respirar. Ves tus ruinas como son, libres de la ilusión, las expectativas (...) de modo que por fin puedes empezar a contar las tuyas. BELMAR, Issac
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