Te amo,
pero no con flores.
Te amo con garras,
con los dientes apretados
y la mirada llena de fiebre.
Te amo con esa clase de amor
que sangra si no lo dejas salir.
Eres mi cura…
y mi plaga.
Tu risa,
esa maldita risa,
me atraviesa como cuchilla tibia,
y aún así, la busco
como un adicto al filo de la sobredosis.
No entiendes —¿cómo podrías?—
el hambre con que te pienso.
Cada "no" que me das
se me pudre en el pecho
como fruta olvidada,
y aún así te suplico en silencio,
como un perro
enamorado de su verdugo.
Me rechazas por miedo.
Y haces bien.
Porque lo mío no es amor,
es una tormenta encerrada en carne.
Es el delirio de quien ve a una diosa
y decide arrodillarse...
o destruirla.
He aprendido a odiarte…
de tanto amarte.
Te odio por no mirarme,
por no sentir esta fiebre en tus venas,
por dormir tranquila
mientras yo me desangro cada noche
en poemas que nunca leerás.
No me importa si soy enfermedad,
si este amor enferma todo lo que toca.
Solo sé que te quiero dentro,
aun si para ello debo arrancarte del mundo
como se arranca un corazón aún latiendo.
No quiero tu felicidad.
Quiero tu alma.
Porque amarte es morir mil veces…
y aún así
yo elegiría cada una.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión