El veneno, mi veneno; yo

Me haces pensar tanto.

Y yo estoy seguro de que lo vi escrito en veneno.

Ese primer sí, mis pies volando por la vereda.

El chau de ellos, mis ganas de verte brillar.

Nunca voy a dejar de saber que eso es una fantasía de árboles con hojas amarillas.

Y sé todo lo que podría haber pasado.

Sé que se me escurrió por las manos, todo y todos:

La arena apelmazada, la Virgencita, mi vieja, la plaza de la esquina y mi lugar para existir.

Te odio, nunca lo verás, no me conoces.

Pero siempre vas a saber lo mucho que te quiero.

Y nunca va a dejar de estar escrito en veneno.

No sé lo que dice, sé que es para mí.

Solo sé quien sos; todo eso soy yo también.

Sé que me odias, pero la luna aún es azul y no sabe de vos. No tiene tiempo para pensarte.

No tiene tiempo para extrañarte.

Solo puedo leer lo escrito en veneno; es el guion de mi vida.

Y yo te agradezco por ser parte de él.

A todos.

Nunca podré conocer lo mucho que brillas.

Solo veré tu sombra, la mía.

Pues mis ojos no sirven, solo ven el veneno en la oscuridad, y a vos, tu reflejo.

Mis ansias por conocerte.

Entonces, un día vas a caminar en la vereda, yo voy a estar del otro lado, y mis ojos te encontrarán.

Te diré un hola, nada de lo que siento.

No vamos a hablar por horas.

Pero igual te agradezco.

Porque vos sos mi ella, o lo supiste ser.

Ahí es donde la jaula será por fin pajaro.