mobile isologo
    buscar...

    El Vampiro De La Ternura.

    Cuervo.

    Oct 16, 2024

    168
    El Vampiro De La Ternura.
    Empieza a escribir gratis en quaderno

    Vos, así como sos; enfermizo,

    te ves condenado en tu propia piel.  

    Agonizas en súplicas aniñadas,

    corroyendo las vísceras de quien te dona simpatía.  

    Apegándote antropofágico  

    a la garganta reivindicadora de ternura,  

    del afecto censurado en el testamento nocivo que dignificas 

    como único verídico.

    Desprovisto de ternura,  

    el mundo no te otorgó abrazo fraterno,  

    pues dictó tu especie antes de compadecerte,

    desprendiéndote afanado la condición humana.  

    Eres chupasangre

    cambiaformas.

    Te revuelcas bajo cualquier mirada inmisericorde,

    frente a la palabra que desafía tu creencia.

    Sufres por la frialdad

    que no emana de tu dictamen nauseabundo.

    Pereciendo si se te niega la ternura,

    si te racionan aquello que tu demonio,

    insaciable, anhela profanar.


    Sádico literato,  

    descuartizas metódico la mansedumbre 

    que sos incapaz de engendrar,  

    mientras te enjuagas las palmas  

    con la sangre de quien te ofrece hospedaje  

    que no te pertenece.

    Succionas el amor,  

    aromatizando a descomposición,  

    inutilizando el incendio  

    que vesánico extingues premuroso,  

    antes de ser juzgada la maldad  

    enraizada en tu lírica deteriorada.

    Vulgarizando el fratricidio, que elevas a virtud dentro de tu nocividad.

    Te rompes los huesos con tal de encantar,  

    abriendo la boca homicida al apasionado,  

    atraído por tu parasitismo cautivador,  

    malabareando tus entrañas  

    con tal de jurar(me)

    benevolencia.


    Pero sofocas con tu hambruna  

    animal, besas el verso atorrante,  

    comenzando a espumajear tu peligrosidad,  

    exponiendo tu esencia de asesino devora almas, 

    demacrando lo bello

    por tu desidia antipoética.

    Arrancas los tejidos tiernos, maníaco,  

    prometiendo absolución  

    al ornamentar tu sadismo  

    con boleritos y té a medianoche,  

    sustituyendo tu condena  

    a cambio del llanto virginal  

    de quien no conoce tu historial.


    Pues tu epígrafe es claro:  

    1. Eres maquiavélico en tu forma de no-amar.  

    Cuán humillado, cuán pisoteado  

    me ha dejado tu libertad;  

    a la gotera se le filtra -mi- muerte  

    por la vida que arrebataste.

    Clavaste las uñas a este dolor

    que te nombraba angustioso,

    como quien no quiere la cosa,

    blasonando lo indigno

    que te parecía quedarte,

    cuando el error era suficiente pecado

    para auto exiliarte.

    Cuán grave fue la malicia de tu mentira,

    modelabas prendas de extranjero

    la última vez que te ofrecí

    pasearte por el hogar.

    Emanabas otros aromas,

    llevabas en la jeta otro nombre,

    para ridiculizar el beso al verso

    y la ternura.

    Entonces las paredes perdieron su color;

    la comida se enfrió,

    sabiéndome a vidrio y cartón.

    Las ventanas se quebraron,

    los cuadros salieron disparados;

    el cuerpo que fue volcán

    se congeló.

    La ambrosía lingüística

    desolló mi nombre,

    cobrando con mi sangre

    el pacto por quedarte.

    Te despides saciado de amor.

    1. El arma homicida la llevas tras el bolígrafo, cerca del poemario.  

    Te maldigo eternamente, tirano imberbe,  

    encubriste tu estado terminal  

    practicando lobotomía al impartir  

    tu único principio: ser necesidad.

    Pusilánime goloso, tragaternura,  

    te jactas de la piel con la que te arropas,  

    desvelando el sendero destructivo  

    de lo que simboliza tratarte como humano.  

    Ahora, pago ante el juzgado  

    por el único pecado  

    por el cual dejaría que quemasen mis poemarios:  

    Haberte alimentado con amor.

    Señalar el paraíso a tus ojos huérfanos de pasión, 

    Grabando en tu lengua la sed por los cuellos poseedores de fogata

    que tú, vampiro de la ternura, masticas la fragilidad

    lamiéndote las comisuras percudidas

    por la avidez de tu naturaleza consumista,

    empobreciendo el encanto del que careces.



    Cuervo.

    Comentarios

    No hay comentarios todavía, sé el primero!

    Debes iniciar sesión para comentar

    Iniciar sesión