En los montes de Salta, donde el viento es testigo,
se alza la sombra de un gaucho inmortal,
es Güemes, caudillo de alma indomable,
con sus Infernales, trueno en su andar.
No fueron ejércitos de gloria o nobleza,
sino hombres del barro, hijos de la tierra,
que en sus lanzas llevaban la furia encendida,
y en sus corazones, la patria en llamas.
Al grito de guerra rompieron cadenas,
desafiando imperios, mordiendo la muerte,
pues sabían que la libertad no es regalo,
sino precio que se paga con sangre y valor.
Y aunque la muerte, traicionera y sombría,
llegó para arrebatar al caudillo,
su sangre vertida en la tierra salteña
se volvió semilla, flor de rebeldía.
Murio Güemes, pero no su lucha,
pues sus Infernales siguieron el combate,
y en el viento resuena la voz de su alma:
"La libertad es el legado inmortal de quienes nunca se doblegan."

Mateo Gonzalez
Trabajo día a día para que el mundo sea un poco más justo, más empático y más tolerante, y prometo hacerlo hasta mí última bocanada de aire.
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