mobile isologo
buscar...

El tiempo me despierta a destiempo.

Dec 18, 2025

286
El tiempo me despierta a destiempo.
Empieza a escribir gratis en quaderno

El reloj de mi mesita de luz está roto.
La alarma suena cuando vos no estás, y siempre me sorprende despierto, como si el sueño fuera apenas una excusa. Me pregunto si se me hizo tarde, si no la escuché a tiempo, si no fui yo el que decidió fingir sordera.
El sonido no avisa la hora: anuncia tu ausencia.

La habitación todavía no entiende que ya no dormimos juntos. La almohada conserva una forma precisa, obstinada, y el aire guarda esa quietud que sólo aparece cuando alguien falta. Todo parece detenido en un instante que no terminó de irse.

Ya no estás a mi lado para poder abrazarte. Tal vez me equivoqué en posponer la alarma cinco minutos tantas veces. Siempre cinco más, como si el tiempo fuera un favor que podía pedirse sin consecuencias. Cinco minutos de tu respiración cercana, de esa calma que no sabía que estaba aprendiendo a perder.

Ahora llegan alarmas de recuerdos tuyos que yo no programé. Se activan solas, a deshora, sin permiso. Una frase que vuelve mientras lavo los platos, una risa que aparece en medio de la tarde, una costumbre mínima que todavía me habita. No hay botón para silenciar eso. No existe modo avión para la memoria.

Pienso que quizá necesite comprarme un reloj nuevo. Uno que funcione bien. Uno que no se equivoque. Que no suene cuando no debe. Uno que pueda configurar desde cero, limpio, sin pasado. Tal vez debería comprarme ese que vi en oferta por Instagram, con pantalla brillante y promesas de orden, uno que no conozca tu nombre.

Pero pasa que me gusta este.
Este reloj torcido, testarudo.
Tiene algo especial, algo irrepetible.
Late mal, llega tarde, insiste cuando no corresponde.
Como vos.

Me ayuda a no olvidar, aunque no me ayude a olvidarte.
Y empiezo a sospechar que esa es su verdadera función.

Dicen que ya es hora de soltarte. Que hay que apagar la alarma, levantarse de la cama, seguir. Lo dicen con una facilidad que me asombra, como si el día pudiera empezar sin consecuencias. Yo lo intento, pero el cuerpo se queda quieto. El gesto de empezar de cero me pesa más que el cansancio. Empezar de cero sería aceptar que este sonido deje de existir.

Entonces pospongo.
Una vez más.
Siempre una vez más.

Tal vez mañana, cuando vuelva a sonar, tenga el coraje. Tal vez mañana pueda levantarme sin buscarte con el brazo extendido. Hasta entonces me quedo acá, escuchando este tic-tac imperfecto que no mide horas, sino presencias.

Porque hay alarmas que no despiertan: acompañan.
Hay relojes que no sirven para avanzar, sino para recordar desde dónde venimos.
Y hay ausencias que no piden ser superadas, sino cuidadas.

Por eso no apago nada.
Porque
sólo muere quien se olvida. Porque para mí no estas bajo tierra, estás sobre el cielo, y desde él, me cuidas todos los días.
Y vos,
aunque ya no cruces esta habitación en forma humana, seguís llegando puntual, cada vez que el tiempo decide llamarme por tu nombre.

Nicolás

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión