El sueño del Negro Ficha
Jul 29, 2024
A fines de enero del 2020, antes de desatarse una pandemia que paró al mundo durante un par de años, me despierto con un grupo nuevo de Whatsapp llamado “Las Flores”. Los demás miembros eran un par de mis amigos y se hablaba de conseguir carpas, de bolsas de dormir, de comida y de cómo nos dividíamos en los autos para viajar.
Se me hace difícil asociar las palabras “carpa, bolsa cama, campamento” con el bienestar corporal. Inmediatamente me pregunté que si estaba para esas aventuras. Dije que sí, porque siempre tuve el sí fácil. Después de aceptar la propuesta, empecé a indagar. En las preguntas de “porqué vamos y para qué vamos”, encontré una respuesta medianamente lógica. “Hay un festival que organiza el Negro Ficha”. Listo, dije, no necesité más respuestas.
Mi relación con el Negro Ficha, uno de los pibes más grandes del barrio, de entrada siempre fue con buena onda. Un chabón que se fue a estudiar a Buenos Aires y debe haber curtido la música más que ninguno de mis amigos. Siempre me gustaba ir a su casa a la “salita de ensayo” que había montado en una habitación del fondo de su casa. Ver sus discos. Estar metido entre miles de instrumentos, pedaleras y su batería, que tal vez, antes de que naciera su hijo, era lo que más quería en el mundo. Tuvimos un programa radial durante un tiempo. Armaba sesiones de grabaciones a bandas de la escena local con recursos propios. Y siempre, pero desde que tuvimos relación, apostaba a armar un festival con bandas, algo distinto que no se había hecho en San Juan todavía.
Era el momento de bancarlo como sea, de ir, de hacerle sentir que siempre los pibes del barrio lo iban a bancar. Algunos de mis amigos le ayudaron a vender entradas acá en la Capital, porque Las Flores es un pueblo que está a 2 horas más o menos de la Ciudad.
Lo llamativo, entre distintos talleres que se desarrollaban durante el día, como el de bioconstrucción, era que a la noche tocaban muchas bandas locales. Catfonk, Esha, Assap Crew, entre otros, y cerraba con un set de Chancha Vía Circuito.
El lugar, de entrada, me pareció un flash. Un bosque lleno de árboles enormes y altos, eran el patio de una posada que ni siquiera sabía que existía. El lugar se llamaba La Comarca del Jarillal. Realmente un sitio para visitar y sentir el verdadero contacto con la naturaleza.
Una vez instalados en el lugar con mis amigos, nos preguntábamos cómo llevaría su ansiedad el Negro Ficha. Una persona detallista que en ocasiones de grabaciones no se le escapaba ni una. Ahora al frente de un festival, nos imaginábamos una persona con las pulsaciones a mil, con ansiedad y laburando a más no poder. Era así. No pifiamos. Era una persona con la mirada pensante todo el tiempo, que iba y venía preocupado para que cada detalle saliera a la perfección. Las bandas sonaron en el centro del bosque. Las luces y los árboles fueron el escenario de una noche que acompañó con el mejor clima. El set de Chancha Vía Circuito no pudo ser más oportuno para el festival. Fue, sin dudas, el festival que soñó el Negro Ficha desde que llegó a San Juan.
Al fin de la noche, pude cruzarme con él. Sólo fue un abrazo, ni siquiera hubo intercambio de palabras. En ese momento sólo sentí y compartí su alegría. Era una persona que desbordaba satisfacción total con su novia y su hijo. Como cuando te sentís realizado por algo. Eso era el Negro en ese instante. Ahí entendí que la vuelta a San Juan tuvo un sentido. Que las tardes de radio, de música compartida y sueños con los de amar un festival se hicieron realidad.
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