El sol que asfixia,
el agua que te traga,
la sal en tus ojos
te obliga a detenerte.
Me siento vacío,
inundado de una soledad interna
capaz de llenar el limbo.
Sudo el miedo en todo mi cuerpo.
Las garras de la inseguridad
me aprietan el cuello,
me dejan sin aire
y sin ilusiones.
El reloj va en reversa.
Mi piel se arruga,
mis ojos se secan,
pero mi alma se retuerce.
Siento clavos en el estómago,
pies de hierro,
una bomba en la cabeza,
y venas inflamadas como serpientes.
Y aunque la noche insista,
mi voz, un eco terco,
aún busca el aire,
la luz al otro lado del dolor.

Alexander Verano
Aquí comparto mis versos como quien deja cartas sin remitente: esperando tocar el alma de quien los lea, o simplemente, escuchar el eco de mis propios sentimientos.
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