Qué loco. Llegaste sin aviso. Sin hacer ruido. Sin destruir mis muros. Solo tocaste la madera con tus nudillos y pediste permiso. Con paciencia entraste por aquella puerta que parecía tener mil cerraduras, sin embargo solo había que tocar.
Me encontraste de espalda hacia ti, mirando mis paredes y esperaste a que me diera vuelta y te mirara. Lo hice, fue reconfortante.
Viste mis cuadros tirados en el piso y me viste arreglando la habitación donde me encontraba. No interrumpías. No destruiste nada.
Me ayudaste a colgar los cuadros en su lugar. Y cuando te tuviste que ir no procuraste dejar una marca, no procuraste quemar mi habitación, ni destruir algo a tu paso.
Te fuiste por donde entraste con la misma calidez que desprendías al llegar. Te fuiste y la habitación quedó iluminada por los rayos del sol que entraban por la ventana que reparaste, queriendo llegar a cada rincón de mi derrumbado hogar.
No hizo falta salir corriendo, no hizo falta gritar para ser visto.
La perspectiva cambió y llenaste de un tranquilizante calor mi habitación en ese duro invierno hasta que el sol se hizo presente.
Ahora colgaré un cuadro en tu honor. Y cada vez que pase por el, recordaré lo feliz que fui y cómo cambiaste mi profecía sin ningún contrato de por medio.

Criss Vega
Hola. Me llamó Criss. Estoy enamorada de los libros, pero no de los apuntes de la facu. Poeta torturada porque suelo tener más inspiración con el dolor y también por Taylor Swift.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión