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    El Silencio del Vacio

    Aug 30, 2024

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    El Silencio del Vacio
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    El silencio en el espacio a veces podía resultar ensordecedor, irónico, como si una sombra fuera amenazadoramente incandescente, o una soledad tan vacía, pero a la vez tan bulliciosa que podía llenar todo un espacio.

    —Control de misión, ¿solicitó confirmación del código de acción 443? —exclamó Catherina sobre el micrófono de la radio—. ¿Control...?

    El silencio seguía siendo la única respuesta, incómoda y mordaz, pero al parecer decisiva. Luego de presionar el cambio de canal en la radio hacia la comunicación interna, Cath volvió a encender el micrófono.

    —John, ¿estás ahí? ¿Llegaste a escucharlo también?

    El zumbido de los sistemas parecía amplificarse en el silencio.

    —Cath, te oigo, pero no sé a qué te refieres. Mi módulo de comunicaciones falló por unos segundos, ¿alguna noticia de casa? —Del otro lado de la nave, John se encontraba debajo del sistema de enfriamiento de las muestras. Uno de los tubos de freón del módulo de almacenamiento había indicado una falla en el tablero de sensores un par de horas atrás, y John decidió ofrecerse como voluntario para repararlo.

    —Sí —dijo Catherina por un segundo, intentando ocultar la creciente tensión en su voz –¿Puedes creerlo?, Control de Misión solo confirmaba que estuviéramos al tanto de la fuga de freón, suelen ser algo lentos – dijo Cath entre risas nerviosas, esperando enmascarar la duda en su voz.

    Luego soltó el interruptor del micrófono para llevarse las manos a la cabeza, angustiada. Maldijo en su lengua natal y, respirando hondo, comenzó a moverse hacia la consola de compuertas. Acostumbrada a la rutina de exploradora, sentía una preocupación asfixiante mientras recordaba los años de entrenamiento que le habían enseñado a lidiar con emergencias, pero no con traiciones.

    Solo tenía unos segundos para actuar. Luego de teclear una serie de comandos, logró activar la anulación de los controles locales manuales de la sala de almacenamiento de muestras. Debía dejar encerrado a John lo más pronto posible, revocar sus permisos de usuario.

    —¿Cath, hay algún problema? Las puertas acaban de sellarse y no funciona el control manual —la voz de John salió del parlante de la radio un segundo después de que Catherina logró controlar el sistema operativo de la nave.

    —Déjame revisar —dijo Catherina, mientras tomaba el botiquín del puente de mando y  armaba algo con las herramientas que tenía a mano, logró improvisar una lanza con par de trozos de chatarra atados con cinta adhesiva, luego tomó uno de los radios portátiles para colocarlo en el cinturón de su uniforme y el auricular en uno de sus oídos, mientras emprendía rumbo hacia la sala de almacenamiento de muestras. El pasillo de la nave, solo estaba iluminado por las luces parpadeantes del sistema de guía, algunas sombras inquietantes se proyectaban en los paneles que cubrían las paredes.

    —¿Sigues ahí?— alcanzó a escuchar Catherine en el auricular, mientras se aferraba al arma en su mano y transitaba nerviosa por el pasillo. John repitió un par de veces el intento de comunicación, pero era ignorado, la incertidumbre de no saber cómo contestar a alguien antes amigo y ahora enemigo, pesaba en Cath como si fuera una mordaza apretada.

    —Por el estatuto 2439 del Cuerpo de Exploradores de la Unión de Naciones—dijo Cath a través del micrófono tragando grueso—Comandante Kruger, queda usted bajo arresto —.

    —¿De qué hablas? —preguntó John, su voz llena de confusión mientras intentaba ajustar su radio.

    —Control de misión ha transmitido una alerta de protocolo 443—respondió Cath, mientras tecleando, preparaba para abrir la sala donde John se encontraba——¡Sabes lo que significa! —gritó Catherina, su voz temblando mientras sus dedos volaban sobre los controles, intentando mantener el control de la conversación. El pasillo era un caos de sombras y luces intermitentes.

    —¿Estás segura? — Dijo John a través de la radio

    Mientras Catherina se acercaba a la puerta, un pensamiento sombrío la asaltó. ¿Y si no era la única que tenía un plan?

    —Totalmente— interrumpió Cath—así que… —alcanzó a decir antes de que todo se desvaneciera.

    Cuando despertó, se encontró atada de pies y manos, sintiendo un profundo dolor en la nuca.

    —Código de acción protocolar: 443, desvinculación del protocolo de acción y subyugación del otro miembro del equipo por conflicto escalado en la Tierra, en pocas palabras...—dijo John en tono juguetón—Traición—el tono suave y calmado de la última palabra —Oh, Comandante Slova, usted es una chica mala.

    La sorpresa de Catherina era más fuerte que la angustia y la incertidumbre.

    —¿Quién diría que la gran comandante Slova no dudaría en poner a su compañero en confinamiento por una simple orden? —dijo John mientras se colocaba frente a Catherina—. Una orden dada por dicho compañero.

    —¿Qué demo…? —exclamó Catherina, incrédula.

    —La acción más caótica posible, sabotear la sala de muestras, usar un módulo de comunicación de uno de los trajes para transmitir desde dicha sala... todo de mi autoría —dijo John en un tono lleno de condescendencia.

    —¿Pero por qué? —dijo Catherina, el dolor en la nuca fue reemplazado rápidamente por una chispa de ira—. ¿Qué demonios está pasando?

    —La expedición a Acrux fue todo un fiasco, Catherine —respondió John, con una risa quebrada—No hay vida, los resultados de los análisis son definitivos, los repetí y son concluyentes—el ritmo de sus palabras se iba encaminando hacia la calma, hasta casi alcanzar un susurro —y la cereza del pastel, ¡no hay provisiones suficientes!— exclamó en tono festivo.

    Cath intentó procesar lo que estaba oyendo mientras notó cómo el semblante de John se descomponía. El hombre que una vez había sido su compañero, su amigo, ahora era una sombra de sí mismo, quebrado por la desesperanza.

    —John, por favor… piensa con claridad... —intentó decir Catherina, pero la risa maníaca de John cortó su súplica en seco.

    —¿Claridad? ¡La claridad se fue a la mierda junto con nuestras esperanzas de volver a casa! ¡Estamos varados! —Gritó, sus ojos desorbitados, mientras se acercaba peligrosamente a ella—Y si no podemos regresar... entonces ¿para qué seguir fingiendo? ¡Todo se acabó!—

    John sacó un cuchillo de entre sus herramientas, y por un segundo, en el que el tiempo pareció detenerse, el pánico se apoderó de Cath, quien impulsada por su instinto de supervivencia, logró zafarse de las ataduras, pudo sentir el frío del metal del cuchillo, rozando su brazo cuando evitó la puñalada haciéndose a un lado, Con un grito, contraatacó, golpeando a John en el estómago con la rodilla.

    El cuchillo se clavó en la consola con un chirrido metálico, y John soltó un gemido cuando el aire escapó de sus pulmones. Catherina sintió su corazón martillar ferozmente en su pecho al lograr apartarse de John, mientras recuperaba el aliento. Las luces parpadeantes arrojaban sombras siniestras sobre el rostro de John, distorsionando su expresión en una mueca inhumana mientras se levantaba, para luego lanzarse hacia ella con una risotada maniática. 

    Ambos se enredaron y cayeron al suelo, Catherina sintió el frío del metal bajo su espalda mientras sus piernas intentaban mantener a John a raya. Forcejearon en el estrecho espacio, sus cuerpos chocando con la pared de la nave. De repente, John logró atrapar el cuello de Catherina con ambas manos, apretando con fuerza. El aire dejó de fluir, y una ola de pánico la golpeó. El rostro de John, con los ojos inyectados en sangre y una mueca de locura, estaba tan cerca que podía sentir su respiración entrecortada.

    Desesperada, Catherina comenzó a buscar a tientas algo con lo que defenderse. Sus dedos rozaron el mango de una herramienta suelta, pero no pudo alcanzarla antes de que la presión en su garganta aumentara. "¡No moriré aquí!", gritó en su mente. Con una explosión de energía, levantó una rodilla, golpeando a John en la entrepierna. El impacto lo hizo tambalearse, soltando brevemente su agarre.

    Aprovechando el momento, Catherina tomó con ambas manos la cabeza de John y la estrelló contra el panel de control. Un grito desesperado salió de su garganta mientras lo hacía. Escuchó el crujido sordo del impacto, y vio cómo la sangre comenzaba a gotear lentamente sobre los controles. Entonces, todo se quedó en silencio. No había ningún sonido, ni siquiera la respiración de John, solo el constante zumbido de la nave y el latido acelerado de su corazón.

    Aunque el silencio del vacío la envolviera, necesitaba hacer un último llamado. Pero al mirar la pantalla, su corazón se hundió. Todas las conexiones estaban caídas, el cuchillo de John había causado una falla irreparable en el módulo de comunicaciones.

    Catherina se dejó caer en la silla, sintiendo cómo la desesperanza comenzaba a invadirla también. Con la mirada perdida en el vacío del espacio, solo una pregunta la consumía y el silencio, era la única respuesta clara, estaba sola y varada, dejar escapar un alarido de desesperación, pero luego se impuso el silencio quien era igualado solamente por la soledad.

    Rafael Noguera

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